Los numerosos medios catalanes que ayer cubrieron la apertura al público del museo de Sijena con los bienes recuperados hasta la fecha sometieron a un exhaustivo interrogatorio al presidente de Aragón. Ya que la Generalitat pierde un pleito tras otro, los periodistas de la vecina comunidad buscaban poner en aprietos a Javier Lambán y encontrar en su postura algún punto débil que justifique que un museo de Barcelona y otro de Lérida sigan reteniendo las pinturas murales y otros 44 objetos de arte sacro del monasterio monegrino.

Pero no lo consiguieron. Una joven informadora con marcado acento catalán le preguntó qué pensaba de los informes catalanes que consideran que las salas rehabilitadas del cenobio son demasiado frías, húmedas y salinas para albergar las pinturas murales.

«Podemos certificar que las condiciones son óptimas y, desde luego, las piezas siempre estarán mejor aquí que en un almacén, como estaban en Cataluña», replicó Lambán.

La sala capitular, en especial, les parece a los expertos que pagan las autoridades catalanas inadecuada para albergar los frescos medievales. Y así se lo espetó al jefe del Ejecutivo aragonés otro informador catalán.

Guerra civil

Lambán le respondió con una pregunta. «Si las pinturas fueron arrancadas en 1936 y trasladadas a Cataluña, ¿cómo no se va a poder hacer la operación contraria en el 2017, cuando la técnica está mucho más perfeccionada?», dijo textualmente.

Poco antes, en el curso de la inauguración, el propio presidente aragonés había afirmado que es lógico que el mural vuelva al sitio que lo acogió desde el siglo XIII, cuando fue pintado, hasta la guerra civil, cuando fue arrancado para llevarlo a Barcelona, una operación que se completaría, también ilegalmente, en los años 60 del pasado siglo.

Al final, Lambán casi se cansó del monotema de la supuesta falta de condiciones de la sala capitular y del antiguo dormitorio de las monjas, que todavía no se ha abierto en su totalidad. «Las dudas sobre las condiciones de estas salas las tendrán ustedes, nosotros no tenemos ninguna», aseguró el presidente.

Las televisiones, radios y diarios de Barcelona y Lérida, las dos provincias más concernidas por el resultado del pleito, se interesaron también por las pinturas del ábside, que también obran en poder de Cataluña.

Las pinturas del ábside

Mayte Pérez, consejera de Cultura, explicó que no forman un paquete diferente, como se ha llegado a publicar, sino que están incluidas en el pleito por las pinturas murales. De forma que también deben volver a Aragón cuando se ordene la ejecución de la sentencia.

Lambán también hizo referencia a las dificultades que surgieron en el arreglo del pleito cuando comprobó la limitada capacidad de decisión de Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat, y de su consejero de Cultura, Santi Vila. Una situación que se produjo al recibir su Gobierno el apoyo de fuerzas nacionalistas más radicales que impusieron un criterio más cerrado.

De hecho, el máximo representante se mostró «desengañado, desencantado y decepcionado» con la actitud del Ejecutivo de la vecina comunidad. La cuestión, resumió, es que la recuperación de las pinturas y los objetos de arte sacro se ha convertido un asunto de «amor propio colectivo para los aragoneses». Con todo, Lambán se mostró convencido de que la decisión final de los tribunales solo puede dar la razón a las pretensiones de su comunidad.