El ministro de Educación en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, aseguró ayer que la huelga estudiantil transcurrió como «una jornada tranquila sin que haya ninguna repercusión negativa» y lanzó el mensaje de que, «cuando haya un Gobierno, tomará las medidas necesarias» para alcanzar un pacto educativo.

«Los partidos políticos tienen intención de ir a un pacto y eso me hace ser optimista», dijo, mientras que pidió «tranquilidad a los que hablan de reválida» porque «ni la de 2º de Bachillerato ni la de 4º de la ESO tienen efectos académicos y se pasará al curso siguiente, aunque se suspenda», dijo.

Por su parte, miles de estudiantes participaron en varias ciudades españolas en las manifestaciones contra estas pruebas y la «elitización» de la educación, según expresaron los alumnos, quienes advirtieron de que volverán «una y otra vez» a la calle hasta conseguir parar estos exámenes. «El único objetivo de estas pruebas es impedir que los hijos de las familias humildes lleguen a la educación superior», señaló la secretaria general del Sindicato de Estudiantes, Ana García.

Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla o Granada fueron algunos de los puntos donde se sucedieron las protestas en una joranada de huelga que, según García, tuvo un seguimiento medio del 90% en el país. «Vamos a volver a convocar huelga», dijo la portavoz y pidió a CCOO, UGT y STES que se sumen a un paro educativo general en toda España.

Por su parte, los padres de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa) dieron ayer de plazo hasta febrero al nuevo Gobierno para «anular las reválidas», iniciar el procedimiento para «derogar» la LOMCE, «revertir los recortes» e impedir otros nuevos, porque, en caso contrario, plantearán un nuevo parón. H