Íñigo de la Serna se destapó ayer, con su cartera ministerial en mano, como el primer conseguidor para Zaragoza de todas las reivindicaciones que se proponga. Y dispuesto a abordar los múltiples temas espinosos que llevan anclados en reuniones a puerta cerrada. Conseguía la foto con uno de los llamados alcaldes del cambio, Pedro Santisteve, que arrancaba compromisos políticos que este deberá corroborar con hechos. Pasos firmes que no dieron sus antecesores en el cargo --ni los socialistas Magdalena Álvarez o José Blanco, ni la conservadora Ana Pastor--, que deberán comenzar con los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Sin ellos, por muchos convenios que firme este ministro del cambio con pasado como alcalde de Santander se quedará solo en la foto.

Aunque la relevancia de la reunión celebrada ayer en Madrid iba más allá de la avenida Cataluña. Tocó otros dos temas sensibles que también impulsó con compromiso. El mensaje era cristalino: a un Gobierno de Podemos también le puede ayudar Mariano Rajoy. Con este vial de la N-II y con la prolongación de Tenor Fleta o el resurgir del proyecto de Zaragoza Alta Velocidad (ZAV).

Una objetivo «realista»

Este último, era el de «más complejidad», pero De la Serna se avino al acuerdo con Zaragoza en Común (ZeC) de crear un grupo de trabajo técnico a tres (también con la DGA) que busque abaratar los objetivos y «hacer un replanteamiento realista sobre las actuaciones a realizar» y hacerlo «viable». Sobre todo ahora que a la devolución de la deuda con los bancos se le acaba de dar un patadón hacia adelante, hasta el 2025.

«En algunas ciudades no es posible reconducir los proyectos y hay que coordinarse en su disolución», dijo. Que se lo digan a Valladolid Alta Velocidad, abocada a la quiebra. Zaragoza está a tiempo de evitarlo, «con colaboración y diálogo».

De la Serna tendió la mano a un «problema» que también es suyo al 50%, el equivalente a su accionariado en ZAV. «Si nos empeñamos en mantener un proyecto que ya no es viable e insistimos en intentar unos aprovechamientos que ya no son posibles, caeremos en la frustración», dijo. Hay que abaratar el proyecto y tratar de que «los daños colaterales sean mínimos». Santisteve se conforma con «resolver de la mejor manera posible» esas «cicatrices» que han generado «los problemas de la burbuja inmobiliaria que nos ha explotado a los ayuntamientos», junto a elevadas cargas financieras.

El ministro puso en bandeja otro de los objetivos: Tenor Fleta. Con el presidente de Adif, Juan Bravo, sentado a su lado, se comprometió a ceder al ayuntamiento el uso en superficie del cajón de hormigón que cubre las vías del ferrocarril en Miraflores para hacer la prolongación y conectar la avenida con el tercer cinturón. Es decir, lo que pedía el PSOE en el pasado pero que Adif solo estaba dispuesto a aceptar vía expropiación o permuta (pagando), ahora a ZeC le saldrá gratis. O, mejor dicho, cobrando. Porque De la Serna prometió invertir los 300.000 euros que cuesta demoler y reconstruir el puente del Camino de Cabaldós que separa los dos cajones de hormigón, a distinta rasante, que hay entre Tenor Fleta y la Z-30.

Eso sí, su compromiso pone en jaque otro: el de ZeC con el PSOE. El ministro advirtió que tras el convenio faltará «la redacción del proyecto, la licitación y la adjudicación». Es decir, imposible iniciar este año el asfaltado para el que los socialistas metieron 900.000 euros en el presupuesto del 2017. Y es que hay cosas que ni el ministro del cambio puede cambiar.