El tiroteo de Ejea tuvo ayer el peor desenlace posible. Efectivos especiales de la Guardia Civil penetraron a las 8.05 horas en la caseta donde se había atrincherado el hombre de 73 años que había disparado al novio de su hija el miércoles por la tarde y acabaron con su vida tras doce infructuosas horas de un cerco y una negociación que mantuvieron en vilo a la capital de las Cinco Villas.

El trágico final produjo "consternación" y "dolor" entre los vecinos, según señalaron fuentes municipales. Algunos residentes, por otro lado, se preguntaban si la actuación de las fuerzas del orden había podido ser "demasiado contundente" al tratarse de un septuagenario que no tenía ningún rehén en su poder.

Sin embargo, según el relato de los hechos, José Luis Cerdán recibió a tiros a los componentes de la Unidad Especial de Intervención (UEI) de la Benemérita que penetraron en su vivienda e hirió en la mano a uno de ellos. Ante este comportamiento, los agentes respondieron con fuego en defensa propia y mataron al septuagenario.

Terminaba de esta forma un suceso que ha conmocionado a la opinión pública y que había empezado a las siete y media del miércoles cuando Cerdán disparó con su escopeta de caza a Rafael Laíta, el novio de su hija, con el que no se llevaba bien porque, al parecer, pensaba que era un impedimento entre él, su nieta y la madre, María Pilar.

Laíta fue alcanzado por dos disparos en un hombro y fue trasladado a un hospital de Zaragoza. Pero los problemas no acabaron allí. A continuación, Cerdán, que estaba viudo y era cazador, se dirigió desde el lugar del altercado, en la cuesta de la Llana, a su domicilio, una caseta situada cerca de una gasolinera, en la vía de salida de Ejea hacia Tauste y Zaragoza.

Inmediatamente se organizó un dispositivo de la Guardia Civil y la Policía Local de Ejea que acordonó la zona y trató en vano de que se entregara. El septuagenario continuó disparando y alcanzó a un agente de la Benemérita en el chaleco antibalas que llevaba puesto, que le salvó la vida si bien no pudo evitar que se le produjera una hemorragia en un oído. Posteriormente, el agresor se refugió en su casa y allí permaneció hasta la irrupción de las fuerzas de seguridad.

Durante las 12 horas de cerco, dos expertos negociadores, con la ayuda de familiares y amigos del hombre, trataron de convencer a Cerdán de que depusiera su actitud. Pero todo fue inútil. Según fuentes oficiales, el hombre hizo caso omiso y no respondió ni una vez a los requerimientos de la Guardia Civil.

Los vecinos de Ejea, una localidad de unos 17.000 habitantes, están "consternados", sobre todo en el barrio de La Llana, donde vivía solo el agresor, según explicó a Efe el representante del ayuntamiento en este barrio, Julio Ezquerra. El fallecido, según las mismas fuentes, tenía tres hijas, dos de ellas con residencia en Ejea, donde Cerdán era conocido como una persona solitaria, pero con un comportamiento "normal".

El novio de su hija se recupera en la UCI del hospital Clínico de Zaragoza y se halla fuera de peligro. También evoluciona favorablemente el guardia civil que sufrió una lesión en el oído, que recibió el alta, al tiempo que el agente herido en la mano fue sometido ayer en el Miguel Servet a una operación de reconstrucción de la extremidad.