Una ola feminista recorrió ayer todo Aragón y toda España. La huelga convocada con motivo del Día Internacional de la Mujer y en defensa de la igualdad fue un éxito sin precedentes, una jornada histórica que marcará un antes y un después en esta celebración. A partir de ahora, ningún 8-M volverá a ser como lo era antes, y eso ya es mucho. Eso sí, todas las organizaciones que han apoyado de una u otra forma la movilización piden que sus reivindicaciones lleguen al Congreso y se plasmen en nuevas leyes, así como en cambios sociales.

Más allá de que la convocatoria ya ha sido un éxito por el mero hecho de que ha situado en primera línea de debate las actuales desigualdades de género, este 8-M ha conseguido algo impensable hace solo un año. Que miles de personas (sobre todo mujeres) secundaran una huelga feminista. A ello también ayudó que, por primera vez en España, los sindicatos mayoritarios (UGT y CCOO) respaldaron la protesta con paros de dos horas. De hecho, este 8-M ya ha crecido tanto que ambas centrales en la comunidad no descartan plantear en el 2019 una huelga de 24 horas como la convocada este año por la Comisión del 8-M, la plataforma de organizaciones feministas que impulsó en origen la convocatoria y que ha sido respaldada, entre otros, por OSTA, CGT y CNT.

Según datos de UGT y CCOO, unos 150.000 trabajadores en Aragón participaron en el paro parcial del turno de la mañana, una cifra que ascendió en España hasta los 5,3 millones de personas. En Zaragoza, los efectos más visibles de la huelga se registraron en el transporte, con largas esperas en el tranvía y los buses, y en el sector educativo, donde los estudiantes universitarios secundaron la huelga de forma masiva.

La capital aragonesa vivió una jornada histórica que culminó en una manifestación multitudinaria. Miles de personas abarrotaron el centro de la ciudad como hacía tiempo que no se recordaba. De hecho, cuando la cabecera de la marcha empezó a llegar a la plaza del Pilar pasadas las 20.30 horas, aún había gente en la Glorieta de Sasera. Según la Delegación del Gobierno, unas 37.000 personas participaron en la manifestación, que se desarrolló en un ambiente festivo y de triunfo colectivo.

La protesta, encabezada por la Comisión del 8-M, contó con la participación de los sindicatos y de los líderes de todos los partidos políticos, incluidos el PP y Ciudadanos, que en un principio se habían desmarcado de la huelga.

Igual de multitudinarias fueron las manifestaciones de Huesca y Teruel, mientras que en localidades como Jaca, Fraga, Barbastro, Calatayud o Monzón se realizaron concentraciones.

La jornada también fue un «auténtico éxito» en el resto del país, con marchas masivas en Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla o Valencia.

POR SECTORES

El seguimiento en Zaragoza fue desigual dependiendo de cada sector. Sin duda, los efectos más visibles del paro se percibieron en el transporte, con esperas en las paradas del tranvía que en algunos momentos alcanzaron los 30 minutos. Además, la línea tuvo que cortarse tanto por la manifestación estudiantil de la mañana como por la de la tarde. Algo parecido ocurrió con los buses. De hecho, solo salieron de cocheras un tercio de los vehículos habituales, con las consiguientes afecciones.

En Educación, la participación de los estudiantes fue masiva, sobre todo en los institutos y en la universidad, con mayor incidencia entre el alumnado que entre el profesorado. La huelga, por el contrario, apenas se dejó notar en los centros de salud y en los hospitales, que contaron con la presencia de la mayoría de sus profesionales.

En la administración pública, los paros más secundados fueron los parciales, que registraron un seguimiento del 9,3%. La DGA ya había mostrado su apoyo a la movilización de UGT y CCOO y Lambán leyó un manifiesto por la mañana en el Pignatelli. Por su parte, el equipo de gobierno del ayuntamiento abogó por paralizar la actividad del consistorio.

El seguimiento en el sector industria fue muy inferior que en educación y transporte, aunque la huelga se visibilizó de forma notable gracias a las concentraciones en empresas y polígonos.

Escasa incidencia tuvo el paro en el comercio (algunos establecimientos del barrio de la Magdalena amanecieron cerrados), si bien se percibió menos afluencia a las tiendas. No hay que olvidar que la huelga no era solo laboral. La coordinadora feminista también había instado a las mujeres a secundar un paro de consumo, de estudiantes y de cuidados (las féminas dedican en España el doble de horas al trabajo no pagado). «Lo que queríamos evidenciar es que sin las mujeres este país se para y lo hemos conseguido de sobra», subrayó Miriam Ferrer, de la Comisión del 8-M en Aragón, que recordó que la convocatoria aspiraba a eliminar las desigualdes en materia laboral, a acabar con la brecha salarial, a denunciar la violencia machista y a evidenciar las cargas que soportan las mujeres a diario.

Ahora, tras la «emoción» de haber logrado «algo histórico, toca «seguir luchando». «El reto es que esto no se quede en un suflé, de repente todos somos muy feministas, pero eso hay que demostrarlo; por eso debemos aprovechar la unión que hemos trenzado para conseguir cambios reales», concluyó Ferrer.