En las localidades con tradición taurina ha sido todavía más difícil lograr el equilibrio presupuestario, dado el elevado coste de las vaquillas y otros festejos populares. A ellos se añade el reciente endurecimiento de la normativa taurina en Aragón, que, entre otras cuestiones, fija los honorarios de los directores de lidia y que entrará en vigor el próximo 17 de agosto.

Pero, como se pregunta María José Navarro, alcaldesa de Sos del Rey Católico: "¿Quién es capaz de quitar las vaquillas en unas fiestas locales?" La regidora subraya que los planes de ajuste económico que han afectado a los municipios han obligado a "limitar el gasto en las fiestas" y a echar mano de distintas fórmulas para que haya dinero suficiente para "agradar a todo el mundo por un precio asequible".

Sos, que celebra este agosto sus fiestas patronales, cuenta con un presupuesto que no alcanza los 25.000 euros, de los que 2.720 se destinan a pagar cada suelta de vaquillas. "Una buena parte del gasto de los festejos taurinos se destinan al montaje del vallado y del corral y a los seguros", explica Navarro, que señala que estos últimos años se ha reducido el número de días en que hay encierro.

El director de lidia, por su parte, se embolsa 350 euros por sesión. Y como cada periodo de cobro comprende 12 horas, según la normativa, los pueblos aprietan las diversiones taurinas de tal forma que se puedan celebrar dos por el precio de una.

El pueblo de Pedrola, en la Ribera del Ebro, llegó a ser denunciado por un supuesto incumplimiento de la normativa. "Hubo alguna queja por la forma de computar las jornadas del director de lidia, pero cuando la DGA dictaminó que cada sesión era de 12 horas, obramos en consecuencia y comprimimos los actos taurinos en menos tiempo", explica Felipe Ejido, el alcalde.

En Pedrola el presupuesto para las fiestas se ha ido reduciendo progresivamente un 20% respecto del existente antes de la crisis, "pese a que las cuentas están saneadas". Ese ahorro ha sido por la reducción de los días festivos, que ahora son dos menos. "De esa forma, los días de vacas han pasado de seis a cuatro, con lo que se ahorra una cantidad apreciable en permisos y burocracia", explica Ejido.

En general, el número de los espectáculos taurinos empezó a decrecer en el 2008, cuando España entró en recesión. Pero, ahora el sector del toro vuelve a encontrarse "en alza", según apunta Alberto Floría, de la Gestoría La Capilla. "En algunos lugares, la prohibición de los toros de fuego y ensogados ha potenciado las vaquillas", explica.