Por primera vez en la historia, el Huesca se impuso al Real Zaragoza en partido oficial. Fue con total merecimiento. Los de Joan Francesc Rubi dieron un baño a los zaragozanos, fueron mejores en todas las líneas, en todas las facetas del juego. No hay escusas, el conjunto zaragocista no dio ningún argumento para poder haber regresado a casa con algo más que no fuera la derrota. «Pido perdón», clamó Natxo González. El técnico vasco hizo autocrítica, cargándose sobre sus hombros el peso de una derrota que pesa como una losa de hormigón armado. «No puedo explicar lo que ha acontecido, solo puedo asumir toda la responsabilidad de lo sucedido en el encuentro. Yo soy el máximo responsable», explicó.

El preparador del Real Zaragoza no ocultó su decepción por lo ocurrido, después de retocar una alineación con diversas modificaciones con respecto a los anteriores compromisos. «No hemos competido como debíamos. No hemos estado a la altura», analizó Natxo. Los jugadores del Huesca iban a otro ritmo, cargados de motivación y bajo el ímpetu de seguir escalando hacia la cima bajo su idea de juego. Mientras tanto, el equipo que vestía totalmente de blanco apenas ofreció argumentos para plantar cara. «No sé que decir, todos los jugadores han sido superados. Hemos sido desbordados por todos los costados, no hemos conseguido enderezar el rumbo», analizó el entrenador del conjunto zaragocista.

Ya lo dice el fútbol más clásico, cuando haces méritos para ganar, normalmente acabas llevándote el triunfo. El Huesca elevó esa tradicional cita al cubo, exhibiendo con gran capacidad las múltiples cualidades colectivas e individuales que atesora el conjunto azulgrana. Con un Cucho Hernández que oposita a ser uno de los atacantes más determinantes de la categoría y un Gonzalo Melero que volvió a anotar a balón parado. «Cuando eres inferior en todas las facetas tienes un problema, nos han superado en todo momento», aseguró Natxo González. Pieza por pieza, el cuadro local sobrepasó con claridad a la escuadra zaragocista, pero también lo hizo en el plano colectivo.

Natxo González aseveró que «hubiera sido un milagro el haber logrado la victoria», una frase que sintetiza lo visto en un encuentro bañado por el cielo negro de la noche oscense. El Real Zaragoza volvió a perder y se coloca en la zona peligrosa de la clasificación. Con un nuevo episodio gris en este eterno periplo por Segunda División, y bajo la sensación permanente de que esta situación ya se ha vivido antes. El conjunto aragonés salió completamente tumbado de su visita al Huesca, con la necesidad urgente de sumar un triunfo para tratar de enderezar el rumbo.