No todo durante estos 100 días ha sido decálogo. Javier Lambán ha tenido gestos políticos como la reunión con los expresidentes del Gobierno de Aragón para reclamar los bienes de la Franja, o ha mantenido un fuerte enfrentamiento con Cataluña tras los delirios nacionalistas de algún consejero de la Generalitat. Gestos que se han quedado ahí, estériles en cuanto a los resultados inmediatos, pero que han servido para marcar la línea de acción política del nuevo Ejecutivo. Eso se ha unido a otros pasos, como las conversaciones con el Ayuntamiento de Zaragoza, o el desbloqueo del enfrentamiento con la universidad.