Las caras de felicidad de los aficionados azulgranas lo decían todo. A muchos de ellos no les salían las palabras para expresar lo que están sintiendo en estos momentos. Todavía no se han despertado del sueño la mayoría. Y que les pellizquen, que es muy real, ya está aquí y no se lo va a quitar nadie. Más de un pequeño no fue al colegio en la matinal de ayer, pero se le perdona, porque vivir el hito histórico del ascenso del Huesca es algo digno de celebración por todo lo alto. Otros cientos se engancharon a la celebración en la Plaza de Navarra.

Daba igual la edad, que hayan visto a la Sociedad Deportiva Huesca en Tercera o que esa etapa no la conocieran, porque todos los aficionados oscenses coincidieron en una palabra: emoción. «Cuando pitó el árbitro el final sentimos una emoción muy grande, es indescriptible. Estábamos en Argavieso, nos juntamos en el club y brindamos con champán. Estamos muy contentos», explicaba con una enorme sonrisa María José Navarro. «A principio de temporada no nos lo esperábamos a pesar de la buena campaña del año pasado», añadía esta aficionada. Lourdes Villanúa no paraba de agitar su bufanda azulgrana y todavía seguía embriagada de alegría. Tanto que «no he dormido nada por los nervios». «El partido lo vi en casa con la familia y con muchos gritos para animar al Huesca», comentó.

Alberto López se acordaba de «todos los nervios que hemos pasado», y por ello vivió el histórico partido de Lugo «con mucha emoción y en el Palacio de Congresos en un gran ambiente». Eso de primeras, porque luego la cara delataba que la celebración se había alargado: «Fuimos a la Plaza de Navarra con todos los amigos, toda la afición del Huesca, los oscenses y luego al Tubo de bares. Esto solo se vive una vez en la vida porque siempre vamos a estar en Primera División ya», confesó.

«Una locura»

Muy especial fue la jornada para los niños. Tanto que todavía no se creen que su Huesca esté en Primera. Uno de ellos cuenta que salió llorando, «pero súper feliz», y que «es una sensación de diez, de las mejores que nunca he tenido. Lo mejor es ver un equipo fuerte la temporada que viene y ver al Huesca subir y subir». «Cuando metimos el primer gol me emocioné un montón y con el segundo ya aseguramos la victoria», decía su amigo,que no paraba de repetir «nos lo merecíamos», mientras otro a su lado asegura que «es historia del club y de la ciudad», así como que porque se lo han dicho, que si no no se cree que el Huesca hubo un tiempo no muy lejano, antes de que naciera eso sí, que estaba en Tercera y peleando por no descender a Preferente.

Uno de los más emocionados era Miguel Mayoral, uno de esos fieles seguidores oscenses a los que les picó el gusanillo de bien joven y que, desde entonces, ha seguido a su Huesca fiel siempre, año tras año, sin reblar. «No hay cosa más grande. Para una ciudad tan pequeña y a nivel personal esto es tremendo. ¡Quién me iba a decir a mí hace doce años cuando me hice socio en Segunda B que iba a vivir esto! Lo del año pasado fue tremendo con el playoff y esto es una locura. Es un pelotazo y un premio al trabajo bien hecho y a la ilusión. Es un sueño que voy a disfrutar a tope con mis amigos y ojalá dure, porque con un buen proyecto nos quedaremos en Primera», aseguró Mayoral.