Los días internacionales fijan, por unas horas o por unos días, la atención sobre una problemática concreta. Cada 25 de noviembre desde las organizaciones donde tenemos como parte esencial de nuestro ideario el feminismo, nos esforzamos en desarrollar acciones que evidencien la persistente lacra social de la violencia machista. El resto del año, por mucho que nos esforcemos, la capacidad de influencia es mucho menor, solo interesa, desgraciadamente, en los lamentables momentos en los que vivimos un asesinato más, con una mujer menos.

La «violencia machista que no cesa», tomando prestadas las palabras de Miguel Hernández, ha generado este mismo mes en menos de 48 horas, el asesinato de dos mujeres, una de ellas no solo había puesto la correspondiente denuncia, no solo tenía la oportuna orden de alejamiento, también tenía «orden de vigilancia». Una vez más ha fallado todo lo que nunca puede fallar. Seguramente tendremos que hacer planteamientos distintos, probablemente tendremos que utilizar toda la imaginación posible y aplicar cambios normativos adecuados y la tecnología precisa a la hora de hacer plenamente efectivas las órdenes de vigilancia.

Es imprescindible que las instituciones públicas, todas, se impregnen en sus políticas, en sus propuestas, en sus debates, críticas y presupuestos de la necesidad de actuar para erradicar las violencias marchistas.

COMISIÓN/ De esta manera, por primera vez en la historia del reciente autogobierno, las Cortes de Aragón han puesto en marcha, por una iniciativa del Grupo Parlamentario Mixto CHA-IU, una comisión especial de estudio sobre las políticas y recursos necesarios para acabar con la violencia machista.

En dicha comisión están compareciendo, desde el pasado mes de febrero, personas expertas en cada una de las materias que tienen incidencia a la hora de resolver esta lacra social, la peor de este siglo.

Sin duda cuando terminen los trabajos de dicha comisión, tendremos «una foto fija» y precisa de la situación en la que estamos y de lo que se tiene que mejorar, de cómo tenemos que coordinar los distintos programas y protocolos desde las distintas instituciones públicas, elemento esencial en este ámbito. Solo poniendo todas las herramientas juntas y dirigidas hacia el mismo objetivo podremos tener la certeza de que desde las diferentes administraciones se hace todo lo posible.

Igualmente en este ámbito de actuaciones, dentro de las instituciones aragonesas, destacamos una cuestión concreta más referida a la actualización del VioGen, el test realizado por un programa de ordenador que determina el grado de protección que precisan las mujeres maltratadas que denuncian. El mecanismo había quedado obsoleto y era preciso actualizarlo. Sin duda desde el 2008, cuando comenzó su andadura, las realidades han cambiado mucho. La pregunta es ¿funciona?. La respuesta es que resulta «tan eficaz como una calculadora»: metes los «fríos datos» y da resultados sin nombres, ni apellidos, sin vida.

Desde CHA, por tanto creemos imprescindible que se incorporen equipos multidisciplinares a esa toma de decisión, que se incorpore la opinión de estos equipos sea importante a la hora de la decisión. Por ello en el pasado Debate del estado de Aragón del pasado mes de octubre presentamos una Propuesta de Resolución solicitando al Gobierno de España que incorpore esos equipos multidisciplinares. La iniciativa fue aprobada.

Debates en las Cortes de Aragón, en definitiva que proceden de demandas de una parte de la sociedad más concienciada contra esta lacra. De este modo creemos que el mayor reto futuro es asumir como ciudadanía nuestra parte de responsabilidad en permitir que el patriarcado siga imperando en la conciencia colectiva. Las mujeres no son culpables, lo son los maltratadores. Sin maltratadores no hay maltrato y tendríamos que ir avanzando para poder entenderlos todos por igual. Días como éste tendrán su valor si suman en este proceso.