Aunque el Ejecutivo francés quiere evitar que la conferencia sobre el clima se convierta en una cumbre internacional sobre el terrorismo, los recientes atentados de París han dejado su impronta en el tramo final de los preparativos. La cita, a la que acudirán representantes de 195 países, reunirá mañana lunes, día de la inauguración oficial, a 147 jefes de Estado y de Gobierno. Ante el gran desafío del evento, tanto logístico como en materia de seguridad, se ha puesto en marcha un dispositivo colosal que solamente en la capital francesa desplegará 6.300 miembros de las fuerzas del orden.

La sede de la conferencia, situada en Le Bourget, en la periferia norte, donde ayer se daban los últimos retoques a las instalaciones, estará custodiada por 2.800 policías y gendarmes. Las unidades móviles de las compañías republicanas de seguridad (CRS) y de la Gendarmería estarán tanto en París como en el resto del país. En total, la seguridad correrá a cargo de 120.000 policías, gendarmes y militares. Desde el 13 de noviembre, el control de las fronteras francesas corre a cargo de 8.000 policías y gendarmes y hasta la fecha se ha impedido la entrada de unas 1.000 personas que suponían algún tipo de riesgo, según desveló ayer el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve.

Las autoridades locales han anulado la gran marcha por el clima prevista en la capital en vísperas de la cumbre, amparándose en el estado de emergencia decretado tras la matanza yihadista, una medida criticada por las oenegés. La coalición Clima 21, que reúne a 130 organizaciones ecologistas, ha protestado por los "abusos manifiestos" derivados del estado de emergencia. "No llegaremos a controlar el calentamiento climático renunciando a nuestras libertades y a nuestros derechos fundamentales", se ha quejado el colectivo en un comunicado.

RESTRICCIONES DE TRÁFICO Denuncia también que algunos militantes que han propuesto cadenas humanas como movilización alternativa han sido convocados por la policía y que a 24 miembros de movimientos ecologistas se les ha asignado una residencia obligatoria. Para garantizar la seguridad de los jefes de Estado y de Gobierno se cerrarán al tráfico determinados ejes de la capital, especialmente los que figuren en el itinerario de las delegaciones oficiales