La tormenta de agua y granizo que descargó el pasado viernes en el eje del Gállego ha dejado a su paso más de 4.000 hectáreas de cultivos con daños, además de cuantiosos desperfectos materiales en tejados, naves industriales y vehículos. Será mañana cuando se realice una primera valoración de los daños y ayer los vecinos de Alcala de Gurrea y Zuera, los municipios más afectados, ya trabajaban para volver a la normalidad.

De hecho, en Alcalá ayer jugaban un partido en el campo de fútbol que se salvó de la granizada. "Está muy bien labrado, se ha salvado del pedrisco", decía Javier Vitalla, vecino del pueblo, mientras recorría las calles analizando todos los daños.

Esta localidad ha sido una de las más afectadas. Las piscinas y los tejados de las casas y de las naves eran ayer la mejor señal para intuir la intensidad de los escasos diez minutos de granizo del tamaño de una pelota de tenis. En Zuera la peor parte se la han llevado las zonas de cultivo y los invernaderos.

Aunque todavía es pronto para hacer valoraciones, según la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA), alrededor de 4.000 hectáreas de campo en el Bajo Gállego se han visto dañadas por el granizo. Principalmente en Zuera, Villanueva de Gállego, San Mateo de Gállego, Alcalá de Gurrea y Ontinar de Salz. Los cultivos de maiz, almendros y alfalfa son los que más preocupan. Desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) descartaron hacer balance por el tipo de tormenta. "No fue en línea recta, sino que iba dando saltos por lo que puede que un huerto se viera afectado y el de al lado no", explicaron. Los invernaderos han salvados sus productos, pero no sus instalaciones.

También las infraestructuras y los coches han salido muy mal parados. El alcalde de Zuera, Antonio Bolea, indicó que los talleres de coches recibieron un veintena de vehículos ayer. En Alcalá de Gurrea, Julián Giménez contó hasta 30 coches montados en las grúas dirección el taller.

DAÑOS MATERIALES Pocos tejado se salvaron en su pueblo y pequeños trozos de tejas rotas permanecían en el suelo. En las naves de uralita los rayos de sol se colaban entre los agujeros redondos que dejó el pedrisco. Pero en el Bajo Gállego no solo granizó por la tarde, sino que a medianoche una fuerte tormenta se coló en las casas por los rotos de los tejados. "Nos hemos pasado la noche colocando cubos en las goteras", decía Mercedes Peralta, de Alcalá de Guerra.

En Zuera, la familia de Marimar Gracia seguía ayer sacando barro del jardín de su casa, ubicada en la calle Val Alta, junto al barranco de San Miguel que el viernes se desbordó al no soportar la tubería tal cantidad de agua y rebocar hacía fuera. Varias viviendas se vieron afectadas. "El agua llegaba hasta las rodillas", explicó Histori Roxaha mientras enseñaba su coche, arrastrado por el lodo proveniente del barranco y que arrasó también el parque infantil de la calle Val del Rey.

Mañana, los seguros comenzarán a valorar los daños particulares. Serán, previsiblemente, cuantiosos.