Encarna y Miguel, que viven en el barrio zaragozano de Garrapinillos, habían decidido ir a pasar unos días a Cambrils y así lo hicieron, pese al atentado que quebró la vida cotidiana del lugar de veraneo. «Pensamos que, en esas circunstancias, aún era más necesario venir», explica Encarna. Una vez en la ciudad costera, consideran que apenas se nota el efecto del golpe yihadista. «Si acaso ha bajado algo la actividad y el ambiente, eso se debe sin duda a que estamos ya en la segunda quincena», subrayan.