"Es muy difícil creer que esto ha sido simplemente un error. Queremos pruebas de que no fue un ataque deliberado contra los periodistas", demandó ayer Severine Cazes, responsable para Oriente Próximo de Reporteros Sin Fronteras.

No era la única persona sobrecogida por la ofensiva militar contra la prensa destacada en Bagdad que desencadenaron las tropas norteamericanas en varios frentes. "Cañonear los hoteles donde están alojados los periodistas y convertir en blancos de los bombardeos a los medios de comunicación árabes son hechos terribles", denunció el secretario general de la Federación Internacional de Periodistas, Aidan White, quien exigió que se abriera una investigación sobre la posibilidad de que se hubieran cometido crímenes de guerra.

Pero a la Casa Blanca pareció importarle bien poco que el mundo entero supiera que estaba intentando acallar a los testigos independientes de los excesos que estaban cometiendo sus fuerzas invasoras en la guerra urbana de la capital iraquí. Ante las pruebas fehacientes de que sus tanques habían abierto fuego premeditadamente contra el hotel Palestina, en el que perecieron dos periodistas --uno de ellos español-- y otros tres resultaron heridos, el Pentágono se limitó a negar la evidencia: "Esta coalición no tiene a los periodistas como objetivo. Por tanto, fuera lo que fuese lo que pasó, siempre será considerado un accidente".

Dos minutos apuntando

No sólo no fue un accidente, sino que se trató de un doble asesinato. El poderoso M1-A1 Abrams --situado en el puente Yumuría (de la República) que cruza el Tigris justo en el centro de la capital iraquí-- giró su cañón hacia la alta torre del hotel Palestina y durante dos minutos largos apuntó deliberadamente al edificio en el que el mundo entero sabía que residía toda la prensa extranjera en Bagdad. Después, disparó a los reporteros que filmaban, desde los balcones de los pisos superiores, las operaciones bélicas de EEUU.

José Couso, cámara de Tele 5 de 37 años --casado y con dos hijos pequeños-- fue alcanzado de pleno. Falleció horas después, a pesar de que los cirujanos le amputaron una pierna en la denodada lucha médica por salvar su vida. Taras Protsyuk, de la agencia Reuters --también casado y con un hijo de 8 años--, pereció poco antes, nada más llegar al hospital con el cuerpo destrozado.

Falsedades de EEUU

A las protestas internacionales por ese crimen, el Pentágono replicó que sus tropas actuaron "en defensa propia" y con el fin de "cumplir su misión", ya que adujo que respondieron al fuego de francotiradores que les atacaron con fusiles y lanzagranadas desde el propio hotel Palestina. Ese embuste no sólo fue desmentido por todos los periodistas presentes --franceses, ingleses, españoles y de muchas otras nacionalidades-- sino que se pudo demostrar su falsedad gracias a la videocinta grabada por Hervé de Ploeg, de la televisión France 3, quien filmó toda la escena. Ni una sola detonación sonó desde el hotel de la prensa antes de que el tanque norteamericano disparase el obús fatídico.

Cuando el Gobierno español pidió explicaciones a Washington, la respuesta varió. De pronto, resultó que el Pentágono había declarado --48 horas antes-- "objetivo militar" el hotel Palestina, y así se lo había hecho saber a los corresponsales en Bagdad. Nueva mentira descarada, ya que todos los enviados especiales y medios de comunicación, unánimemente, desmintieron haber recibido aviso alguno en ese sentido. Todo lo contrario, a muchos les fue aconsejado que no salieran del hotel por su propia seguridad.

Justificación española

Aun así, el ministro de Defensa, Federico Trillo, justificó la actuación estadounidense por la situación de guerra en Irak y recomendó a todos los periodistas españoles que abandonasen Bagdad lo antes posible. Un portavoz de la Moncloa sostuvo: "En una guerra, cuando se estrecha el cerco, todos son objetivos".

Aunque ayer los blancos predilectos de los ataques norteamericanos eran, no casualmente, medios de comunicación poco afines a la propaganda de EEUU. La cadena de televisión qatarí Al Jazira aseguró que su sede en Bagdad fue atacada a propósito durante el bombardeo en el que pereció su productor Tarek Ayub. Y la otra emisora árabe que ha permitido a los espectadores del mundo entero ver en directo la contienda, la televisión de Abu Dabi, fue rodeada y sitiada por una columna de tanques estadounidenses.

Al caer la noche, los reporteros se rindieron y la televisión de Abu Dabi pidió al Alto Mando de EEUU que permitiese a sus 25 periodistas abandonar su sede en Bagdad. Se terminaba así una de las mejores coberturas televisivas de la guerra de Irak.

Los periodistas se rinden

Ante la intolerable presión de Washington, uno a uno los medios de comunicación occidentales tuvieron también que rendirse a la evidencia de la superioridad militar norteamericana y empezaron a anunciar la evacuación de sus periodistas destacados en Bagdad.

EEUU ganaba así una nueva batalla en su guerra ilegal para eliminar a Sadam Husein y conquistar Irak. Las bombas seguían lloviendo sobre Bagdad y algunas habían sido dirigidas a acabar con la vida de Sadam y de sus dos hijos, algo que el Pentágono creía haber conseguido por fin.

Es posible que muy pronto Wa- shington logre su objetivo de matar a Sadam, pero no podrá dar muerte a la libertad de información.