Hace diez años que el Ayuntamiento de Zaragoza decidió ponerse a trabajar en el primer plan director de un parque en la ciudad, el Parque Grande, con motivo del 75 aniversario del principal pulmón verde de la ciudad, y tardó casi tres años en presentar un documento definitivo. Fue en el 2010, con aportaciones vecinales y retos de futuro en materia de medio ambiente, movilidad y otros tantos apartados a mejorar.

Hoy le han seguido la estela otros dos recintos destacados: Tío Jorge en el Rabal zaragozano y Torre Ramona, en Las Fuentes. Ambos, como la zona verde de Universidad, pensando en que cuantificar sus necesidades sirve de impulso, es un punto de partida para soñar que el futuro será mejor. Pero lo cierto es que las arcas dictan el ritmo de hacerlo realidad y se impone el ralentí en la ejecución.

El acuerdo presupuestario entre Zaragoza en Común (ZeC) y el PSOE dio como fruto que mejor que hacer una bolsa de inversión para todos los parques de la ciudad era ponerle a esa cuantía (1,5 millones de euros) nombre y apellidos. Y hacerlo con los parques de referencia de los dos distritos que presiden los socialistas, Las Fuentes y el Rabal. Así que los técnicos se pusieron a trabajar en identificar y cuantificar las necesidades a atender. Y el resultado fue determinar que el Tío Jorge requiere de 1,8 millones de euros y Torre Ramona, otros 2,5.

Pero la realidad es que eso se sostiene con un presupuesto que dosifica y mucho los recursos. Así, se da la casualidad de que ambos recintos contarán con más dinero que el propio Parque Grande, 750.000 en dos anualidades para la mayor zona verde de la margen izquierda y otros 600.000 para el de Las Fuentes.

Actuaciones de envergadura como la sustitución de la iluminación (valorada en 450.000 euros) que se combina con otras de menor cuantía y calado pero que mejora el disfrute de los usuarios. Otros 300.000 para optimizar la eficiencia del sistema de riego, la creación de una nueva zona polivalente, pavimentada, por 100.000 euros; o la instalación de una nueva zona de juegos infantiles junto a la avenida de los Pirineos, nuevo arbolado (75.000 euros), señalética (15.000), mobiliario urbano (15.000), crear una entrada en Sixto Celorrio junto al colegio (20.000), un área de juego para mayores (15.000), restaurar la antigua pérgola en la laguna (15.000) y adecentar la entrada desde la gasolinera (30.000), entre otras intervenciones.

Cuestión de prioridades

Porque el cuidado de los parques siempre debe ir acompañado de la inversión en sus mejoras, en sus nuevos usos adaptados a los vecinos que lo habitan y le dan sentido. Este recinto, el de Tío Jorge, además lleva camino de consolidarse como sede y refugio de la Cincomarzada -superados ya los debates sobre la rotación del escenario cada año o la compensación al barrio por su uso-, por lo que justifica aún más que se ponga el foco en él.

Sobre el plan director de Torre Ramona poco se ha publicitado. Se hacen oir las reclamaciones de los vecinos, que llevan años identificando deficiencias que van más allá del deterioro de las instalaciones, también la limpieza preocupa, cuando debería ser suficiente el dinero de la contrata para mimarlo.

Pero esta semana el responsable de Servicios Públicos municipal, Alberto Cubero, dio la clave, precisamente en respuesta al PSOE, de lo que sucede. Son «casi 2,5 millones de euros lo que cuesta y 600.000 euros en dos años los que se han consignado. Ustedes dirán cómo lo hacemos». Y es que el ritmo de ejecución lo marcan las apuestas políticas y un plan es solo eso, un plan. Llevarlo a cabo es cuestión de prioridades.