Un bolso de Chanel, zapatillas de Adidas, el último cedé de moda, ropa interior de marca, relojes de Gucci o la camiseta del Barça con el nombre de Leo Messi a la espalda. Todo es pura imitación, pero está la venta. Y su bajo precio, además de atraer a la clientela, perjudica "muy seriamente" a los comerciantes "de toda la vida".

Los manteros también tienen su negocio en Zaragoza. El paseo de la Independencia o la calle Alfonso son puntos frecuentes de estos inmigrantes, siempre senegaleses, que solo portan material falsificado. Pero es el Rastro, ubicado en el párking de la Expo, el punto caliente de este comercio ilegal.

Se mueven en grupo y en la zona más alejada del mercadillo para evitar la cercanía con la ubicación de la Policía. No pagan impuestos ni tasas. Y su espacio de venta es el pasillo por el que transcurren miles de ciudadanos. "Se ponen ahí, no dejan pasar a la gente y eso te quita clientela. Todo lo que venden es falso y la gente se deja llevar por una marca que no es real, mientras que yo te ofrezco un reloj que sí tiene garantía", explicó ayer Juan José Gabarre, quien lleva 17 años vendiendo su producto en el Rastro de Zaragoza.

Los comerciantes están indignados. "Las autoridades deberían actuar. ¿Por qué yo tengo que pagar por mi puesto y ellos no? Todos tenemos derecho a comer, pero deberían ser conscientes de que perjudican a otras personas", comentó Aurelio Gabarre, quien vende bolsos.

Además de la competencia, la presencia de los manteros es "un peligro", según los comerciantes. "Cuando echan a correr porque ven a la Policía no tienen ningún miramiento y han llegado a tirar a alguna persona al suelo", añadieron.

En ocasiones, los macutos del top manta acaban escondidos bajo los puestos legales. "Los dejan ahí y luego los recogen para seguir vendiendo. Eso nos ha supuesto muchas veces que la Policía nos registre a nosotros por venta ilegal, cuando realmente ese material es de ellos. Tienen picardía", señalaron.