La calidad de la marca blanca la decide el distribuidor, que es el que encarga el producto al fabricante para posteriormente venderlo en su tienda. El gran comercio, al encargar un producto de marca blanca a un fabricante, puede elegir por primar el factor precio, que el artículo resulte más barato que el de las marcas líderes; que tenga una buena relación calidad-precio; y una tercera opción: priorizar la calidad ante todo, aunque ello signifique que tenga un importe superior a la marca que lidere el mercado en ese segmento, asegura Ignacio García Magarzo, director general de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados, que representa el 66% de la superficie comercial en España.

Hay informes de organizaciones de consumidores que sentencian que no es raro encontrar "marcas blancas liderando la relación calidad-precio". En un estudio que realizaron los alumnos de Investigación de Mercados de la Universidad de Almería se constató que el diámetro de las pizzas de una determinada marca blanca tenía 2,5 centímetros menos que la del fabricante, lo que significa menos masa, queso, tomate y menos jamón de york o el ingrediente que lleven. En definitiva, un producto más barato.

Lo mismo sucede con algunos detergentes que se ha comprobado que incluyen menos enzimas con lo que es necesario aumentar la temperatura de la lavadora para conseguir la misma limpieza. Otro caso: los análisis realizados a limpiacristales de marca blanca revelaron que contenían un 20% más de agua que de alcohol, lo que se traduce en que los cristales tardan más en secarse.

La casuística es abundante y, aunque hay distribuidores que tienen claro que lo primero es la calidad de sus productos, a otros les importa más el precio, como le sucedió a una empresa conservera a la que el distribuidor le pidió una conserva a un precio cerrado e inferior a un euro. El industrial respondió que por ese importe no podía ofrecerle nada, pero el encargado del establecimiento se lo dejó claro: "lo que falte de alimento lo rellenas de agua".

García Magarzo señala que no se puede generalizar sobre este sector porque las marcas blancas son tan distintas una de otra como lo son las de dos fabricantes diferentes. Según los expertos, en general no innovan, sino que imitan las marcas del fabricante y, además, "no suelen cubrir la gama alta de los productos ni su diversidad". Esta es, según ellos, una de las razones por las que las marcas blancas son más baratas: no invierten en investigación ni en publicidad y copian a las líderes.