El programa piloto Ni un hogar sin energía ha demostrado que es posible combatir la pobreza energética desde la eficiencia, el asesoramiento y la búsqueda de unos hábitos que no siempre coinciden con los que se ponen en práctica en los hogares. Incluso en los que habitan las familias que peor lo están pasando y que tienen, en muchos casos, muchas dificultades para hacer frente a las facturas. Esta prueba piloto que se puso en práctica en 15 domicilios del Casco Histórico ha evidenciado que los ahorros pueden alcanzar un 37%.

Esta es la conclusión más positiva de una experiencia que Zaragoza va a impulsar a otras zonas de la ciudad. Como en Delicias o Torrero, dijo ayer el responsable municipal de Acción Social, Roberto Fernández, que se comprometió a destinar en el 2015 "mucho más dinero" que los 8.000 euros dedicados este año a esta iniciativa experimental, "para abarcar más zonas de la ciudad que puedan estar sufriendo esta contingencia".

Consistirá, como en este programa realizado desde el pasado mes de noviembre con la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes), de analizar la situación real de estas familias y modificar algunos elementos que hacen que su factura se dispare, sobre todo en invierno, cuando aclimatar la casa para combatir el frío tienen un severo peaje. Y si los recursos son escasos conducen a lo que se denomina pobreza energética, que es como se define a la situación en la que una familia no puede pagar este servicio básico o destina "más de un 10% de los ingresos". Una circunstancia que, según un estudio de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), afecta a "un 18% de hogares en Aragón", y que "se ha disparado en los últimos años".

Así lo describió la directora de Conversaciones de Ecodes, Cristina Monge, quien concluyó ayer que hay que reflexionar sobre la necesidad de que las administraciones, empresas y entidades sociales "colaboren"; sobre la toma de conciencia de que lo medioambiental y lo social "tienen que ir de la mano"; y la importancia de combinar "la pelea en la macroeconomía y en la microeconomía, en las casas".

Este programa experimental sirvió para adoptar medidas como el cambio de la potencia contratada, el tipo de tarifa o la solicitud del bono social a las compañías, para lo que ha hecho falta un asesoramiento que ha logrado reducir la factura un 27%. Así lo destacó el responsable del proyecto en Ecodes, Carlos Pesqué, quien explicó que también se adoptan cambios de hábitos y de eficiencia energética, como la colocación de burletes o faldones en ventanas y puertas, temporizadores en termos eléctricos, deshumidificadores, bombillas led de última generación, reflectores en radiadores y sustitución de electrodomésticos viejos por otros más eficientes.