A Shakira se le olvidó la mano que le dio de comer. De hecho, a lo largo de todo el concierto no hizo ninguna mención a la Expo 2008, una cita que comenzará dentro de dos años. Si el pasado lunes, salvo por las fotos y por un "Suerte Zaragoza para la Expo" apenas lo citó; ayer ni siquiera lo nombró y eso se ha embolsado 700.000 euros, en principio, por promocionar la ciudad para la Muestra Internacional.

Políticos y patrocinadores sí que asistieron a la cita. Roque Gistau, presidente de la Sociedad Expoagua; Juan Alberto Belloch, el alcalde de Zaragoza, acompañado por Mari Cruz Soriano (su esposa), su hija y el novio de ésta; y numerosos políticos, como Domingo Buesa, Fernando Arcega, Rosa Borraz, o técnicos municipales como Míchel Zarzuela, se reunieron al calor de la música de Shakira, y también al del cóctel previo que, éste sí, sirvió para celebrar que sólo faltan dos años para que Zaragoza se ponga como capital del mundo con la Expo. Era allí, dentro de la carpa vip, en el único lugar que, por la presencia de la mascota Fluvi, podía intuirse que el evento estaba relacionado con la cita del 2008. También se dejó caer Eduardo Bandrés, el flamante y futuro presidente del Real Zaragoza; Rafael García Noguero, relaciones públicas de El Corte Inglés; o músicos locales de géneros tan distantes con lo que canta la diva colombiana como los raperos Violadores del Verso.

Y volviendo a la excusa del concierto. Expoagua contrató a la cantante de Barranquilla porque así, la efeméride tendría repercusión internacional. Sin embargo, todos los medios acreditados eran nacionales, salvo --si quieren lo pueden vender como internacional-- Reuters. Eso sí, una página de música latina de México llamó a este diario para pedir toda la información referente a la colombiana. Quizá ésta sea la nota exótica, al igual que que ayer habían aumentado la venta de banderas colombianas. O por lo menos eso aseguraban unos paisanos de la cantante, ataviados de arriba a abajo con los colores nacionales

Otro pequeño patinazo fue el autobús que la organización puso a disposición del personal municipal, y que apenas fue utilizado. Eso sí, los pocos que subieron (entre las 7.55 y las 8.10, sólo una persona), se ahorraron los 2.50 euros que costaban para el público, aunque no las retenciones.