El grupo francés Peugeot Citroën (PSA) confirmó ayer la compra de Opel a General Motors (GM) con la vocación de crear «un campeón europeo». La operación, cuantificada en 2.200 millones de euros, supone la salida de la norteamericana GM después de 77 años como principal accionista de Opel tras haber agotado su paciencia con las pérdidas de su filial europea. A pesar de que el objetivo prioritario de PSA es que Opel dé beneficio a partir del año 2020, los 13.000 trabajadores que tiene en España el nuevo grupo respiran algo más aliviados.

El presidente de PSA, Carlos Tavares, indicó ayer que «los trabajadores de PSA y Opel en España pueden estar tranquilos». Lo dijo durante la rueda de prensa que tuvo lugar ayer en París para presentar el acuerdo con GM. Además, Tavares elogió los niveles de productividad y de costes de las fábricas de Opel En Figueruelas y de PSA en Vigo y Madrid.

«Tenemos una fuerte implantación industrial en España», apuntó el máximo directivo de PSA, que destacó el fuerte incremento de la producción registrado por esas factorías en el 2016, cuando superaron los 860.000 vehículos ensamblados de forma conjunta en los tres centros del grupo.

SIN DESPIDOS / Tavares indicó que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, estaba informado de la operación de compra de Opel. Rajoy subrayó, poco después del anuncio oficial de la operación, que Tavares le garantizó que «no se va a producir ninguna desinversión ni se va a producir ningún tipo de perdida de empleo, sino lo contrario».

A pesar del mensaje tranquilizador lanzado por Tavares, el directivo afirmó que «todas las fábricas del grupo tienen la oportunidad de demostrar sus niveles de eficiencia y mejora» para evitar cierres, una opción que el grupo francés descarta de entrada.

«El cierre de una planta es una solución simplista porque se pueden reducir costes en muchas áreas. Tenemos una oportunidad para conseguir la eficiencia. Si es así, no habrá cierres», dijo el ejecutivo en la rueda de prensa en la que estaba acompañado por su homóloga de General Motors, Mary Barra.

Aunque los sindicatos descartan también efectos negativos a corto plazo, tienen más dudas a medio y largo plazo por las duplicidades que habrá entre las estructuras de PSA y de Opel.

PRIMER FABRICANTE EN ESPAÑA / De las tres fábricas del nuevo grupo en España, la de Villaverde (Madrid) es la que tiene menos producción y plantilla, que está afectada por un ERE temporal para reducir los días de actividad. La planta de PSA en Vigo acaba de ganar la asignación de nuevos modelos, al igual que la de GM en Figueruelas, que producirá un modelo (el Aircross) para PSA fruto de la alianza que mantenían hasta ahora para desarrollar algunos coches conjuntamente.

La nueva PSA-Opel será el segundo fabricante automovilístico europeo con más de cinco millones de coches anuales, solo por detrás de Volkswagen, que es el líder mundial con más de 10 millones. En España, la suma de PSA y Opel supera al grupo Volkswagen en vehículos producidos, aunque no en número de trabajadores.

Una vez confirmada la venta de Opel, los gobiernos de Alemania y del Reino Unido manifestaron su deseo de que PSA dé garantías para la plantilla en sus respectivos países. Los sindicatos de Alemania, donde nació Opel en 1862 de la mano del ingeniero Adam Opel y donde la marca mantiene su cuartel general, han pedido que se tenga en cuenta a los representantes de los trabajdores en el traspaso de poderes a PSA.

LA PACIENCIA SE AGOTÓ / La compra de Opel por parte de PSA se desglosa en la adquisición, por una parte, de Opel y la filial británica Vauxhall por 1.300 millones de euros, y por otra la de la filial financiera de GM en Europa por 900 millones.

La gota que ha colmado el vaso de la paciencia de GM con Opel ha sido el efecto del brexit, que ha impedido que la filial europea deje atrás sus pérdidas, que el año pasado fueron de 243 millones de euros. La presidenta de GM, Mary Barra, destacó las ventajas de la venta para los accionistas al considerar que Europa ha perdido atractivo para el grupo norteamericano.

Los directivos de GM justificaron ayer la venta de Opel/Vauxhall porque permitirá a la empresa concentrarse en el «núcleo» de su negocio, beneficiará a sus accionistas y eliminará riesgos. El presidente del consejo de administración de GM, Dan Ammann, fue más allá y reconoció que Europa ofrece más peligros que posibles beneficios para el fabricante estadounidense.

Tras señalar que Opel ha supuesto pérdidas para GM desde el inicio del siglo XXI, y aunque reconoció que la situación había mejorado en los últimos años, Ammann declaró durante una conferencia telefónica con grandes bancos de inversión que Europa ya no era «atractiva» para su compañía.

«A pesar de las fuertes mejoras en los últimos años, de cara al futuro vemos que los riesgos superan las oportunidades para Opel/Vauxhall en su forma actual. Es el momento adecuado para que abandonemos esta inversión», explicó Ammann. «Los crecientes costes regulatorios y de cumplimiento seguirán siendo una gran carga en el futuro. Y prevemos que eventos geopolíticos seguirán impactando el comercio en la región como experimentamos en tiempo real con el brexit», continuó el ejecutivo de GM.

«Todos estos riesgos se hacen más difícil cuando se intentan encarar desde una posición de ‘subescala’. Por ello, hemos decidido que la oportunidad de Europa no es ya atractiva para nuestra empresa cuando valoramos los significantes riesgos», terminó señalando.