Julio quería comprar un jamón ibérico. "Hay una oferta buenísima", intentaba persuadir a Ángela, su mujer. Alberto y Daniel paseaban sin destino concreto mientras Maite y su amiga Yolanda miraban zapatos para sus niños. Cerca, Aketza había cumplido su sueño: ya tenía el nuevo iPhone5 en sus manos. Incluso la esposa del alcalde Belloch no quiso que se lo contaran y allí estaba con su hija, en una tienda de moda low-cost. Son algunas de las más de 110.000 personas que ayer visitaron Puerto Venecia en su primera jornada abierto al público, según informaron sus promotores, cuyas expectativas se vieron superadas. El parque comercial y de ocio más grande de Europa, en el que se han invertido 1.000 millones de euros, reúne más de 150 firmas líderes en sus respectivos sectores de ropa, complementos, hogar, electrónica, deporte o restauración, y que han creado 4.000 empleos.

Las grandes dimensiones del espacio --más de 200.000 metros cuadrados de oferta-- y la luz natural aligeraban la sensación de presencia de los miles de ciudadanos curiosos que acudieron ayer al centro comercial, si bien la mayoría estaba indecisa a la hora de comprar. "Venimos sobre todo a mirar, hoy no teníamos nada que hacer", confesaba Jorge, que había ido en familia. "Vivimos en el Actur y nos gusta bastante ir a centros comerciales, sobre todo en invierno, por los críos", explicaba.

Algo desorientadas, Nancy, María José, Julia y Merche buscaban sus tiendas favoritas en el plano. "Hemos dejado a nuestros hijos en el cole, hemos tomado un café y aquí estamos dispuestas a recorrerlo todo", apuntaba Nancy, la portavoz del grupo. "Nos gustan los centros comerciales porque vivimos en las afueras. Este no tiene nada que ver con el de Plaza, hay más variedad y calidad", opinaba. "Pensábamos que no habría tanta gente por ser primer día y jueves laborable. Ya nos dijeron los maridos que no viniéramos...", reveló con cara de traviesa.

En el pasillo central de la galería se intercalan escaleras mecánicas para acceder al piso superior con zonas de reposo, donde mullidas alfombras y modernos sillones de piel proporcionan un confort muy solicitado tras horas de pasos frente a los escaparates. En esas áreas también está disponible para los clientes, de manera gratuita, la prensa regional.

A LA ORILLA DEL LAGO En el exterior, los visitantes aprovechaban un tímido sol a media mañana para descansar y revisar sus compras. Algunos escogían las orillas del lago, otros estrenaban los bancos de forma estrellada y muchos, la mayoría, comentaba sus primeras impresiones acerca del centro comercial con un café en la mano. Como Alex, su novia Patricia y su amiga Elena. "Estamos mareadas de tanta tienda", admitían entre risas. "Esto es enorme, muy bonito", decía una. "A mí me encanta", respondía su compañera con sonrisa de satisfacción. Sus objetivos ayer eran la Apple Store y Primark. "Seguro que acabamos picando algo", advertían.

La última tienda inaugurada en España por la compañía de la manzana contó con un seguidor incondicional. Aketza llegó a Zaragoza desde Bilbao a las cuatro de la tarde del miércoles y, desde entonces, aguardaba el primero de la fila, en una de las puertas laterales de la galería comercial, a que la Apple Store se abriera. "Vengo a comprarme el nuevo modelo de iPhone porque ya está agotado en España. Además, soy un friqui de la marca, tengo un museo en casa", reconocía. Al rato, con su objetivo cumplido, regresaba pletórico al coche con ganas de volver a casa. Apenas había dormido. Soñaba con Puerto Venecia. Ahora ya es una realidad.