El Consejo de Ministros anunció ayer, a un mes justo de las elecciones generales, el contrato de obras del desdoblamiento del tramo entre Gallur y Mallén de la carretera N-232, por un presupuesto de 67,96 millones de euros más IVA. La noticia fue bien recibida por los colectivos afectados, pues se trata de la vía con mayor siniestralidad de Aragón, junto a la N-II.

Pero al mismo tiempo se alzaron voces, tanto de alcaldes como de representantes sindicales, que la consideraron "electoralista" por las fechas en que se da a conocer, e incluso dudaron de que las obras lleguen a empezar debido a problemas presupuestarios. Además, apuntaron que el proyecto vuelve a acumular retraso, pues este trámite debería haberse llevado a efecto durante la segunda quincena de octubre.

De hecho, se trata de una táctica recurrente que el Gobierno del PP ya puso en práctica el pasado mes de mayo, cuando, coincidiendo con los comicios locales y autonómicos, salió a licitación el tramo de Figueruelas a Gallur, en el mismo eje. Cuenta con un presupuesto de 47,3 millones para una longitud total de 15 kilómetros.

PARTIDA COMPROMETIDA

El tramo comprendido entre Figueruelas y Mallén es el único que está sin desdoblar en el corredor de la capital aragonesa a Navarra. De momento, todo apunta a que el segmento comprendido entre Figueruelas y Gallur podría empezar el próximo mes de febrero.

El tramo Gallur-Mallén, por otra parte, contaba ya con una partida de 4,5 millones en el presupuesto actual, con lo que el nuevo anuncio significa que esta cantidad no se perderá. Otra cosa es el comienzo de las obras y su duración, si bien a principios de noviembre se enviaron las citaciones para el levantamiento de las actas previas a la ocupación de los terrenos, paso previo a la expropiación de las parcelas.

Se trata en todos los casos de zonas de cultivo y distintos tipos de infraestructuras situadas a ambos lados de la actual N-232, ya que la futura A-68 discurre paralela en todo momento a la actual carretera y se confunde en parte con la misma.

El corredor del valle del Ebro es la conexión principal del transporte por carretera entre el Mediterráneo y el Cantábrico, por lo que la conversión en autovía de la N-232 constituye una actuación necesaria para aumentar la capacidad y mejorar la seguridad vial.

La futura autovía tendrá dos calzadas separadas, con dos carriles cada una de 3,5 metros, y ofrecerá enlaces con las principales poblaciones situadas en sus inmediaciones así como con la intersección de la carretera de Soria. Terminará en la frontera con Navarra, donde se unirá con el tramo de la A-68 ya construido hace varios años, el cual vuelve a convertirse en una vía de solo dos carriles a partir de la entrada en La Rioja.