El resultado de las elecciones catalanas va a tener lecturas para todos los gustos y colores, pero lo que no ofrece dudas es que el PP ha sufrido un serio correctivo en Cataluña, dejándose en esta legislatura un puñado de representantes (el PPC ha perdido 8 diputados respecto a las elecciones de 2012) y dejando en evidencia que ni un cambio de candidato a última hora para jugársela con Xabier García Albiol, ni una campaña muy arriesgada --que a ratos más que del miedo o del terror ha llegado a rozar lo terrorífico-- , ha servido para que los conservadores lograran esquivar el castigo que los votantes catalanes les tenían preparado. Todo ello, en víspera de las generales.

Se presenta un otoño complicado. Lo será para poder formar Gobierno en Catalunya si Juns pel si, los ganadores, se empeñan en presentar a Artur Mas como candidato a jefe de la Generalitat y la CUP, tras la consulta pertinente a sus bases, insiste en exigir otro aspirante para apoyar su investidura. Y lo será también para el Gobierno central, que pretendía que el foco mediático estuviese centrado ahora en la economía y no en el debate soberanista, terreno donde le cuesta desenvolverse políticamente, dejando siempre la responsabilidad a los tribunales.

Xavier García Albiol presumía el pasado 28 de julio, cuando lo nombraron candidato del PPC, de que "nunca" había perdido unas elecciones; de que su partido siempre había ido a más con él de cabeza de lista. Hasta ayer, cuando los populares se dieron un sonoro batacazo al quedarse con 11 diputados, ocho menos de los que obtuvieron en el 2012. Es su peor resultado desde 1992, con Alejo Vidal Quadras al frente de la lista, lo que los sitúa como penúltima fuerza en el Parlamento catalán y demuestra que el efecto Albiol ha tenido poco recorrido.

"La alta participación ha demostrado que una inmensa mayoría de catalanes no estamos por la fractura. Aquellos que plantearon las elecciones como un plebiscito han fracasado", afirmó Albiol tras admitir su fracaso. "Es la primera vez desde elaño 1984 que CDC y ERC no suman mayoría absoluta", prosiguió cual si fuera un bálsamo de Ffierabrás. Acto seguido, volvió a reclamar "una alternativa" de partidos frente al soberanismo.