El Príncipe Felipe pudo comprobar ayer, doce años después de su primera visita a las obras de la catedral de Tarazona, que el Plan Director redactado por los arquitectos Fernando y José Ignacio Aguerri no solo ha conseguido consolidar un templo que se desplomaba literalmente, sino que ha sacado a la luz toda la riqueza artística que estaba oculta. De esta forma se ha descubierto a los turiasonenses y a toda España un templo magnífico, una joya a la que por las pinturas descubiertas sobre el altar mayor y en el cimborrio ya se le conoce como la Capilla Sixtina del Renacimiento Español.

Son quizá estas pinturas, tapadas apenas unos meses después de ser realizadas por Alonso González en 1563, el elemento más singular y definitivo que ha marcado la rehabilitación. No hay ninguna catedral en Europa que en su cimborrio tenga figuras humanas con una desnudez tan elocuente. "Las pinturas eran tan potentes que aunque respetamos el aspecto exterior de la catedral (la obra gótica con decoración mudéjar), dentro apostamos por recuperar el aspecto renacentista", explican los arquitectos. Es la catedral que ahora puede verse, donde el gótico francés inicial se conjuga con el mudéjar en su decoración exterior, las reformas renacentistas, barrocas y neoclásicas, haciendo de la seo turiasonense un monumentos único.

20 MILLONES DE EUROS Las obras en la catedral de Santa María de la Huerta de Tarazona comenzaron en 1981, con el objetivo de evitar el desplome del templo. Desde entonces, con un cierre parcial en 1984 y una clausura definitiva en 1991, se han invertido unos 20 millones de euros y en los trabajos han participado tres equipos de arquitectos, aunque no fue hasta la redacción del Plan Director de los hermanos Aguerri en 1996 cuando comenzaron las obras más intensamente y con continuidad.

Así, tras lograr asentar la fábrica del templo, gracias a este plan director se ha recuperado gran parte del legado histórico-artístico que escondía la catedral, desde las grisallas del altar mayor y el cimborrio ya nombradas, a restos del siglo I e importantes estructuras romanas y cristianas de los siglos IV al VI, en el subsuelo. El hallazgo más relevante de estos restos arqueológicos es un mosaico romano de unos 100 metros cuadrados de superficie y, además, se ha reconocido el primer ábside románico de la seo.

Otra de las grandes joyas de la catedral es el retablo pintado entre 1401 y 1408 por Juan de Leví, con el que introdujo en Aragón el estilo gótico internacional.

SIGUEN LAS OBRAS Aunque las obras prioritarias del Plan Director están concluidas, los trabajos siguen, pues todavía quedan por restaurar importantes zonas del templo, como el magnífico claustro mudéjar --"que hay que desrestaurar", como dice el arquitecto, la mayoría de las capillas, el atrio principal y la torre.

En estos momentos, la Fundación Tarazona Monumental está actuando en la reforma del área norte y en el claustro, donde se va a instalar una exposición en la que se explican los 30 años de obras en la catedral. Además, en 2011 se redactó desde esta Fundación el proyecto de restauración del atrio principal, que está pendiente de su ejecución. Además, los arquitectos han diseñado un proyecto para hacer visitables los restos arqueológicos del subsuelo.

Todo lo que falta por hacer tendría un coste entre 10 y 12 millones de euros. De ahí que se hagan continuos llamamientos a las instituciones para que el dinero siga llegando a la catedral.

Pero aunque queda mucho, la catedral ya luce como nunca y desde que abriera el 16 de abril del pasado año los vecinos de la ciudad y los visitantes pueden disfrutar de sus tesoros.