El Ebro se bate en retirada lentamente de las riberas que ha ido inundando en la última avenida y deja tras de sí un rastro de lodo y desperfectos que lleva a los municipios afectados a comenzar la limpieza de viviendas, negocios y explotaciones ganaderas y agrarias, a la vez que se evalúan los daños, incalculables todavía para muchos de ellos. Aunque la mayoría lo dejan en manos de sus seguros, los que lo tienen. Una vuelta a la normalidad a tres velocidades: la de Zaragoza, con más capacidad de movilizar a más efectivos propios para adecentar las zonas anegadas; la de los pueblos de aguas arriba, que ya han iniciado, a menor ritmo, la limpieza y la valoración de las afecciones; y la de los de aguas abajo, donde el río sigue muy presente.

El caudal ya no es el que era hace 48 horas y eso se nota. En la capital aragonesa, los 6,10 metros de altura y 2.610 metros cúbicos por segundo de la madrugada del domingo al lunes, se han tornado en 4,57 y 1.650, respectivamente. Eran datos de ayer a las 21.00 horas, cuando el Ebro pasaba por Novillas con 5,97 metros de altura y por Alagón a 6,51. En Pina, mientras, esta baja lentamente, a 4,40 metros, solo 40 centímetros menos que hace dos días.

AGUAS ARRIBA En la ribera alta, poco a poco los municipios van retomando la normalidad. La UME se ha retirado de sus calles y ya no hace falta achicar agua. Mientras los vecinos comienzan a limpiar sus casas, los técnicos municipales de Novillas y Boquiñeni revisaron una por una todas las viviendas que se han visto afectadas por la crecida. En Novillas varias casas tuvieron que ser reforzadas con testigos debido a las grietas que han aparecido en sus paredes.

El alcalde de Boquiñeni, Miguel Ángel Sanjuán, informó de que hay más de 15 casas afectadas. "Se están revisando para descartar que cedan los cimientos", explicó. Todavía siguen sin agua potable y entre sus prioridades está la apertura del colegio. Hasta el próximo lunes los escolares no podrán volver. "Primero tiene que haber agua y hay que comprobar que funciona la calefacción y que las instalaciones no tienen problemas".

En Zaragoza, el centro deportivo Helios reabría sus puertas a las 13.00 horas, con casi todas sus instalaciones prácticamente disponibles. Solo las pistas pegadas al río seguían anegadas y cerradas. En el restaurante Aura, se estaba retirando el césped artificial de la terraza, que lo ha destrozado el río, y limpiando el almacén donde todos los materiales se han perdido. El daño económico rondará los 100.000 euros, según sus gestores. En la zona Expo, los escalones que dan al río reaparecen a la vista mientras los operarios de limpieza municipales retiraban multitud de troncos y residuos de todo tipo que la crecida ha depositado en el asfalto y las zonas verdes.

Mientras, en decenas de garajes, trasteros y empresas seguía habiendo agua. Especialmente en La Almozara, pero también en toda la margen izquierda y en Las Fuentes. Un total de 65 servicios por parte de Bomberos en toda la ciudad. Y se recuperaba la última carretera afectada, la Ronda de Boltaña. La situación mejora a mucha velocidad.

Mientras, el ayuntamiento previó una rápida normalización y anunció que pedirá ayudas al Gobierno central para el Parque del Agua, la única instalación que no entra en el seguro, con una cobertura de 60 millones, que tiene el consistorio.

Aguas abajo siguen expectantes. En Pina, el caudal "solo ha descendido medio metro", explicó la alcaldesa, María Teresa Martínez, y alrededor de 1.000 hectáreas de cultivo están anegadas. Paradójicamente, hay otras 800 de regadío que no pueden ser regadas porque la riada se ha llevado por delante los sistemas de riego. En la localidad siguen bombeando agua con medios propios para evitar que alcance el casco urbano.