El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, llegó a su cita con el Rey ayer convencido de que la legislatura tocaba su fin. Y de que ahora toca elecciones. Cierto es que a primera hora de la mañana uno de sus colaboradores había recibido una llamada del PSOE, a fin de avisarle de que se estaba estudiando contra reloj la última iniciativa de Compromís para intentar evitar las urnas. Pero a esas alturas la fuerza naranja ya estaban instalada en el escenario de que no había margen ya para acuerdos y que si los socialistas querían hacer alguna exploración de último minuto, lo tendrían que hacer en solitario y por la izquierda.

"Para eso de lo que se habla Ciudadanos no es necesario ni lo ha sido nunca", incidió el líder del partido naranja ante la prensa, después de verse con el jefe del Estado.

Así las cosas, Rivera apuntó que en su cita con el Monarca había "constatado" el bloqueo político que vive el país y que "el único pacto" que se ha fraguado en estos cuatro meses, el de los socialistas y Ciudadanos, no ha conseguido los apoyos necesarios para sacar adelante una investidura. "Le he trasladado a Felipe VI que nosotros hemos trabajado como nadie por el pacto y por tener soluciones y que lo vamos a seguir haciendo", afirmó el dirigente.

TRAS EL 26-J, OTRA VEZ

En el lado opuesto de la política, en el que no ha contribuido a construir sino a destruir las (escasas) posibilidades de acuerdo situó a Mariano Rajoy y Pablo Iglesias. A ambos se dirigió en varias ocasiones durante su comparecencia pública para advertirles de que tras el 26-J pocos cambios de calado podrán esperarse, y que seguirá siendo necesario sentarse en una mesa a negociar para tener un presidente al augurar que no habrá mayoría absoluta.

Dicho esto, Rivera sentenció que "ahora les toca a los españoles" opinar sobre lo sucedido a lo largo de estas semanas y poner en valor, a través de las urnas, quién ha buscado realmente pactar en pro de la estabilidad y quién no. El líder de C's sacó a colación que él hizo un último esfuerzo la semana pasada al defender que se buscara un acuerdo entre su partido, el PSOE y el PP bajo la premisa de que los líderes de los tres partidos dieran un paso atrás y se abriera la puerta a un presidente de consenso. La idea fue rechazada por populares y socialistas. También el Rey aclaró el lunes pasado a algunos de los portavoces que no lo veía como opción.

LLAMADA DEL PSOE

De lo que no deseaba hablar Rivera ayer era de la oferta de Compromís y de la contraoferta del PSOE, aunque recibió varias preguntas de los periodistas al respecto. El líder de C's se limitó a confirmar que uno de los integrantes de su equipo negociador había recibido, efectivamente, una llamada de los socialistas, pero evitó agregar valoraciones sobre esa conversación o el fondo de unas propuestas a las que no quiso dar relevancia.

"No voy a hacer valoraciones políticas", dijo un descreído Rivera que, en todo caso, aseveró que la propuesta de Compromís era para un gobierno "de seis partidos" y la del PSOE, "para uno de 90 escaños". "No creemos en esos formatos", concluyó.