El Ayuntamiento de Zaragoza tiene un verdadero problema con lo que sucede a diario con sus contenedores azules en la vía pública, aquellos en los que los ciudadanos depositan el papel y el cartón para su reutilización. Porque el volumen de esos materiales que cada año acaban en itinerarios que no son los establecidos le hacen perder dinero a las arcas municipales. Unos 900.000 euros, nada menos. Y porque, analizando este problema con la perspectiva que da el paso de los últimos siete años, se observa cómo la recogida hoy ha descendido «un 39,47%» con respecto al 2009.

La crisis económica o la mayor concienciación social han podido influir en el descenso de las cifras de la recogida municipal, que se hace principalmente a través de la contrata de FCC (casi el 90% del total). Pero los datos son contundentes al respecto: las 20.841 toneladas de papel cartón que se retiraban de las calles hace siete años se han convertido en las 12.615 que se contabilizaron en el último año. Son más de 8.000 de pérdida.

La cuantificación económica que se deriva de este fenómeno que, según explicó la empresa a este diario, avanza sin control en Zaragoza y sin muchos mecanismos para atajarlo, parte del fin al que se destina esa mercancía. Por un lado se lleva a Saica Natur, que es la empresa adjudicataria a la que se le vende, y por otro, del envío a Ecoembes, dentro del denominado Sistema de Responsabilidad Ampliada (antes llamado Sistema Integrado de Gestión). Entre ambos, le reportan al consistorio unos ingresos que oscilan «entre 130 y 140 euros por tonelada recogida».

UN 30% DEL TOTAL

Pues bien, como se estima que son unas 6.500 toneladas las que se han dejado de recoger en las calles, la pérdida en forma de ingresos anuales que ha sufrido el consistorio es de unos 900.000 euros en cada ejercicio. Un cálculo al que contribuye también la disminución registrada igualmente en los demás puntos de recogida, fundamentalmente los puntos limpios (en torno a un 2,5% del total se recibe en ellos) y, en mayor medida, las denominadas recogidas puerta a puerta, que hoy representan un 7,5% del total.

Se da la circunstancia que es complicado afinar en qué medida influye en esta reducción la actuación, cada vez más importante, de personas que roban el material directamente del contenedor. Pero desde la empresa aseguran «que existen grupos organizados» en la capital aragonesa con un radio de acción amplio, en casi todos los distritos de la ciudad. La razón es que el papel y el cartón «tiene un importante valor en el mercado» y eso le convierte en una materia prima o un sustento económico suficiente como para que cotice alto y aumente su obtención.

De hecho, entre los motivos que podrían achacarse a la crisis económica está un descenso en el consumo que, a la vista de los datos que arroja la basura orgánica o los envases ligeros, no produce los mismos efectos en los contenedores amarillos y verdes. De hecho, en los primeros hoy también se ha aminorado el volumen que se retira, pero lo ha hecho en un 4,3%, y en los segundos lo ha hecho en un 5,48%. También se retira menos vidrio, en el contenedor específico para este material, pero es de un 6,97% la disminución detectada con el paso de estos siete años.

Así que quienes gestionan la recogida estiman que «en torno a un 30%», casi una de cada tres toneladas de esas más de 8.000 que ya no se reciben de papel y cartón, se podría achacar a esas bandas organizadas. Y también lo determina el «punto de inflexión» que se ha advertido entre el 2015 y el 2016 en todos los residuos que se vierten a contenedor, ya que todos han experimentado un incremento tras años de caída, menos el papel y el cartón.