Uno de los primeros mensajes que lanzó Pedro Sánchez ayer, un día después de ser elegido secretario general del PSOE, consistió en reivindicar su "autonomía". La victoria del diputado madrileño no admitió dudas (obtuvo el 49% de los apoyos de los militantes, frente al 36% de Eduardo Madina y el 15% de José Antonio Pérez Tapias), pero se debió en buena parte al apoyo, implícito pero férreo, de la mayoría de los barones del partido. Sánchez, un dirigente poco conocido hasta hace unos meses, necesita dejar claro que marcará su propio paso en el PSOE, y para ello cuenta con la ventaja de ser el primer líder socialista respaldado por el voto directo de las bases. Dos asuntos pondrán a prueba esa independencia: la confección de la futura ejecutiva y la fecha de las primarias abiertas para elegir al candidato a la Moncloa, en principio previstas para noviembre.

Desde que empezó la carrera para el relevo de Rubalcaba, Sánchez ha cambiado de posición sobre las elecciones internas. El 29 de junio, durante una entrevista con este diario, señaló que el "calendario" se había "alterado" a raíz de la dimisión de Rubalcaba, y que la fecha de las primarias debía fijarse pensando en "poner en marcha al PSOE para las municipales y autonómicas de mayo". El lunes de la pasada semana, al ser emplazado por Madina, defendió que fueran en noviembre. Y ayer, que la fecha se decidiría "entre todos".

LA TESIS ANDALUZA De ser así, lo más probable es que las primarias se acaben retrasando. Lo desean las federaciones más importantes del partido: de Valencia a Madrid pasando por Andalucía, cuya secretaria general, Susana Díaz, también presidenta de la Junta, se reunió ayer con Sánchez. Fue un encuentro muy simbólico. Díaz ha sido la principal artífice de su victoria (13.000 de los 16.000 votos de ventaja sobre Madina vinieron de tierras andaluzas), y las primarias surgieron en el encuentro. Al igual que otros dirigentes territoriales, Díaz considera que todos los esfuerzos deben dirigirse ahora a las municipales y autonómicas, la prueba de fuego que marcará el liderazgo de Sánchez, y que el partido no puede someterse a un nuevo proceso interno cuando acaba de volcarse en la elección de su secretario.

Al nuevo líder también le interesa el retraso. Tendría más tiempo para consolidarse en su puesto. "Debemos fortalecer a un líder que acaba de salir, que es joven y poco conocido. Le conviene al candidato y le conviene a todo el mundo", explica un importante barón. La idea es que las primarias se convoquen tras los comicios de mayo, para intentar que sirvan de revulsivo cara a las generales, en noviembre del 2015.

Sin embargo, algunos líderes territoriales muestran resistencia. Javier Fernández, presidente de Asturias, con quien Sánchez también se reunió ayer, recordó que la convocatoria de primarias en el último mes del año es un "compromiso" del partido. Pero Fernández, que al igual que el extremeño Guillermo Fernández-Vara prefería a Madina, está en minoría. Aun así, no quiere crear un cisma, y todos los territorios cerraron filas con el secretario general.

Sánchez también ha comenzado a pensar en la composición de su ejecutiva. Tiene dos semanas, hasta el congreso del 26 y 27 de este mes. Los barones más importantes que le han dado su apoyo, desde la propia Díaz al valenciano Ximo Puig, pasando por el madrileño Tomás Gómez, quieren contar con representación. En cualquier caso, Sánchez ha comenzado a ejercer su mando ordenando a los eurodiputados socialistas que hoy voten en contra de la investidura de Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea.