No va más. Pedro Sánchez se había aferrado hasta el último momento a las inciertas posibilidades de su investidura, llegando ayer a aceptar casi la totalidad de las medidas del pacto in extremis propuesto por Compromís, pero tiró la toalla en su reunión con Felipe VI. Después de que ni el partido valenciano, ni Podemos, ni sus confluencias, ni C's, ni IU aceptasen su plan de un gobierno con miembros del PSOE e independientes, el líder socialista asumió lo inevitable, las elecciones, en una comparecencia que sirvió de primer acto de campaña. Los duros ataques a Pablo Iglesias fueron casi monotemáticos.

"Le he dicho al Rey que no cuento con más de 131 diputados. Es insuficiente", comenzó diciendo Sánchez, en una larga declaración leída en la que repasó lo que ha ocurrido, bajo su punto de vista, en estos cuatro meses. La "irresponsabilidad" del presidente en funciones y candidato más votado al no someterse a una investidura. Su "paso al frente" para el "cambio". El entendimiento con Ciudadanos. Y, sobre todo, la actitud del líder de Podemos.

A Iglesias le acusó de "traicionar aquello para lo que nació", de "perpetuar a (Mariano) Rajoy", de preocuparse solo por los "sillones", de tener una "concepción de la democracia" basada en "imponer" y, por último, de aislar al ala de su partido más proclive al pacto con el PSOE, representada, a su juicio, por Íñigo Errejón. "Iglesias nunca quiso un presidente socialista. Punto. No hay más", sostuvo el secretario general de los socialistas.

La estrategia electoral del PSOE pasa por atraer a esa parte de quienes votaron a Podemos el 20 de diciembre y no concuerdan con Iglesias. Según los socialistas, son un 35% de su electorado. Aun así, la dirección del partido admite que ahora mismo la mayor parte de ese colectivo se sitúa en la abstención, otra apuesta por votar a IU (con quien Podemos puede ir en coalición el 26 de junio) y solo un tercer sector, reducido, cree que votará al PSOE.

CONDICIONES INASUMIBLES

El intento de acuerdo de Compromís fue bien recibido por el PSOE, que aceptó 27 de sus 30 propuestas, todas genéricas, pero al mismo tiempo Sánchez puso otras condiciones: que Ciudadanos formase parte del pacto, que el Gobierno solo estuviese formado por socialistas e independientes, que los socios aprobasen dos presupuestos y que Sánchez, como presidente, se sometiera a un cuestión de confianza en el 2018. Pero ninguno de sus potenciales aliados aceptó estos requisitos. "Quedamos abocados a la celebración de elecciones, que no querían la mayoría de españoles", certificó Sánchez, cuya intención es presentarse a las primarias para repetir como candidato y concurrir con las mismas listas y el mismo programa electoral que en la anterior cita. "El cambio se aplaza dos meses, pero el cambio llegará", señaló con optimismo.