El anuncio del nuevo EVA llevó ayer a Aragón a sublevarse contra el Ministerio de Fomento. Y al titular del mismo, y protagonista de la polémica, Íñigo de la Serna, a dar la cara. Lo hizo en declaraciones a EL PERIÓDICO para asegurar que «si hay demanda, el nuevo EVA parará en Zaragoza». Un compromiso que venía a responder al malestar generalizado que había provocado en Aragón que anunciara, el pasado martes, el nuevo AVE low cost que prevé estrenar en el 2019 entre Madrid y El Prat (Barcelona) y que sí se detendrá en Tarragona pero no en la capital aragonesa.

Se trata de una fase experimental, en la que someter a prueba el convoy y todas las novedades tecnológicas que prevé incorporar. Pero «en ningún caso se puede afirmar que no vayan a existir paradas intermedias». «En el nuevo servicio EVA, como ya ocurre en todos los servicios AVE, la determinación de las paradas se tomará en el momento de comenzar la explotación comercial», añadió el ministro a este diario.

Sus palabras llegaron tras asistir al enfado unánime en Aragón, al que se sumaron la mayoría de los partidos políticos -solo el PP justifica que será en una fase inicial-, las asociaciones empresariales, los sindicatos, los consumidores y los usuarios que, a pie de calle, tampoco ven justificación. Así respondía a esta rebelión generalizada. Sobre las críticas de los partidos solo dijo que «la polémica política es absolutamente artificial».

VOZ UNÁNIME

El malestar generalizado llevó al Gobierno de Aragón y al Ayuntamiento de Zaragoza a dirigirse al titular del ministerio, Íñigo de la Serna, para pedirle explicaciones y urgirle que en el año que resta incluya a la intermodal de Delicias en sus planes. El ministro aseguró que tenía intención de comunicárselo personalmente ayer al presidente Javier Lambán.

También llevó a Renfe Operadora a matizar el anuncio, pero faltaba el ministro dirigiéndose a Aragón. Aunque ninguno puede aventurar plazos ahora mismo. «En el nuevo servicio EVA, como ya ocurre en todos los servicios AVE, la determinación de las paradas se tomará en el momento de comenzar la explotación comercial», dijo De la Serna a este diario. Y apostilló que «en ningún caso se puede afirmar que no vayan a existir paradas intermedias».

En esta misma línea se pronunciaba Renfe: «Solo es una prueba piloto, pero si vemos que funciona llegará a más ciudades y a otras líneas del país», apuntaron las fuentes oficiales. Estas añadieron que «las demandas territoriales que están habiendo demuestran la buena acogida que está teniendo el producto». Lo cierto es que, según pudo saber este diario, las pruebas ni siquiera se harán con pasajeros.

Renfe le ponía buena cara al vendaval que durante horas le sacudió desde Aragón. Al menos admitía lo que el día anterior decía que no era seguro. Esta prueba experimental del EVA se hará solo con tres ciudades. Tarragona, por motivos técnicos o empresariales, es la parada intermedia elegida para la operadora para estos tests iniciales.

Sin embargo, Aragón levantó la voz de forma unánime para recordarle que sus estaciones en ese mismo corredor Madrid-Barcelona, no son zonas de paso y que el tren debe parar. No contar con la comunidad para este servicio sería «inadmisible», un «desprecio», una «discriminación», algo «intolerable»... Son solo algunos de los calificativos que pusieron al anuncio de De la Serna.

ALUVIÓN DE CRÍTICAS

El presidente Lambán, aseguró que «sería una verdadera atrocidad» no contar con parada. «Produce estupefacción. Sería absolutamente inadmisible y desde luego Aragón no lo toleraría. Habría que pensar en motivos políticos ocultos detrás de esa decisión». Así, anunció que la DGA hablaría con el minsitro, para exigirle parada en Zaragoza y Calatayud. Y para decirle que «cuando piense en Aragón no lo haga solo en términos de venir a hacer desayunos propagandísticos sino que lo haga también para tomar decisiones que favorezcan a la comunidad».

Su responsable de Vertebración Territorial, José Luis Soro, fue también muy contundente. «No vamos a permitir este atropello», aseveró. Consideró que la buena noticia de «democratizar» el servicio, «que no tenemos que hablar solo de transporte tercermundista como los tamagotchis o artículos de lujo como el AVE», se ve así empañada, por esta «contradicción». «No somos zonas de paso, sino nodos importantísimos». Así que anunció que contactará con Fomento para trasladar su exigencia de que el EVA pare en las dos estaciones. El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, también le remitió una carta al ministro para trasladarle el malestar por el anuncio que deja fuera a la quinta ciudad de España. Y confió en que «debería ser tenida en consideración».

En las Cortes, solo Marián Orós, diputada del PP, salió en defensa del ministerio, asegurando que solo se trata de una prueba experimental y que «hay que esperar a la evaluación» porque «sería poco sensato precipitarse». Todos los demás partidos cargaron contra esta «discriminación» que urgen corregir a Fomento. Era la palabra más utilizada para referirse a lo que supondría ver pasar de largo el nuevo EVA, justo cuando la operadora se propone lanzar un modelo de tren con todas las prestaciones en innovación y, lo que es más importante, más barato que el AVE convencional. Por eso urgen a rectificar para no volver a ser los damnificados.

También generó malestar en el sector empresarial. La CEOE, la Cámara de Comercio, ADEA y Cepyme, destacaron la importante contribución que Aragón ya hace, con viajeros, a la rentabilidad del AVE. Dejarlo fuera sería «un error mayúsculo» que perjudicaría a los intereses de la comunidad. La Unión de Consumidores (UCA), José Ángel Oliván, anunció que enviarán una carta al ministro «para que aclare sus planes». Y los sindicatos también destacaron que «sería indignante».