Los sindicatos CCOO, UGT y USO hicieron ayer efectiva su amenaza y, si nadie lo impide, anunciaron la convocatoria de 25 días de huelga a partir del próximo 15 septiembre, programados en fechas tan señaladas como el puente de la Constitución y las Navidades, en diciembre, en el primer fin de semana de noviembre o, en el caso de Zaragoza, el 6 y el 11 de octubre, en las fiestas del Pilar. Esta vez están llamados a los paros los trabajadores que prestan, prácticamente, el 80% de los servicios ordinarios de un aeropuerto, tales como el mantenimiento, la extinción de incendios, administrativos, seguridad o informáticos, entre otros. Puestos que, en el caso de la terminal aragonesa, incluyen a «82 empleados», según los datos de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena). Poco más de un 1% de los 7.383 que tiene el gestor aeroportuario público-privado.

Un nuevo frente para el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, que, siendo un conflicto distinto, llegaría a todas las terminales de la red de Aena a partir del 15 de septiembre y lo hace contagiado por los problemas que ya están sufriendo los viajeros en la terminal de El Prat, que ya se han ampliado a los de Santiago y La Coruña.

UNA «BARBARIDAD»

No será por las condiciones laborales que ofrecen empresas como Eulen en los controles de seguridad pero llegaría «espoleado por cómo se ha gestionado» en el aeropuerto de Barcelona, con los servicios mínimos decretados, del 90%, que los sindicatos consideran «una barbaridad» y por echar mano de la Guardia Civil, que se considera «sencillamente ilegal». Son argumentos por los que los sindicatos convocantes auguran un «seguimiento masivo» en estos paros anunciados en todos los aeropuertos. «Es como si en Zaragoza se usara a la Policía Local para conducir los autobuses si la plantilla de Avanza se pusiera en huelga», comentaban ayer desde CCOO y UGT.

Las demandas que justifican esos 25 días de paros anunciados son, fundamentalmente, recuperar ese 8% de poder adquisitivo perdido en los últimos años y aumentar las contrataciones de personal, más allá de la tasa de reposición, ahora que se reparten dividendos en el gestor público-privado que lleva los aeropuertos en España.

Una reivindicación que, en todo caso, habrá que ver cómo evoluciona en los próximos días, hasta el próximo 31 de agosto, cuando sindicatos y Aena están llamados a negociar. Sin embargo, solo el anuncio ya genera «malestar, preocupación y mucha inquietud» en las agencias de viaje, por ejemplo. El vicepresidente de la asociación en Aragón, Javier Ariza, teme que este nuevo vendaval pueda acabar perjudicando a los vuelos chárter que se programan para estas fechas «especiales» en las que se han fijado los paros, ya que el anuncio se produce cuando «se están concretando» algunas ofertas que podrían salir para Zaragoza.

De momento solo hay uno ya con plazas a la venta para octubre, a Estambul, y dos para el puente de la Constitución, a Budapest el 5 de diciembre -fecha señalada en el calendario de paros- y a Lisboa el 6. «Por la experiencia que estamos viendo en Barcelona, la única forma de no resultar afectado es pasar más horas en el aeropuerto», lamentó Ariza, quien recordó que actualmente los viajeros reservan plaza con más anticipación y puede echar para atrás a muchos. «Todo el mundo tiene derecho a reivindicar sus derechos pero estos paros afectarán a mucha gente», afirmó. A los que parten y también a los turistas que llegan.

A LA EXPECTATIVA

Esta huelga nada tiene que ver con la seguridad, que en Zaragoza la presta la empresa ICTS desde el 2016 y que se subrogó a todo el personal de la anterior contrata, a 22 trabajadores, en idénticas condiciones económicas y laborales. Solo podrían compartir la reivindicación por ese «plus de radioscopia» que solo cobran por las horas que se encuentran delante del escáner, a 1,17 euros cada una de ellas y que se traduce en unos 198,5 euros al mes. Los sindicatos consideran que el mismo riesgo existe para el empleado que está vigilando en el arco de seguridad y que este no se paga, o que otro plus, el de peligrosidad, debería estar mejor remunerado.

Así que consideran que si Zaragoza hiciera suya las protestas de El Prat sería «por solidaridad», más que por haber visto vulnerados sus derechos laborales o porque la empresa subcontratada hubiera empeorado sus condiciones laborales o económicas.

Pero Eulen sí trabaja en un aeropuerto de Aragón, en el de Huesca-Pirineos con dos vigilantes de seguridad especializados que nunca trabajan de día, solo por la noche. No es que el tránsito de viajeros en la pista altoaragonesa sea numeroso, pero desde los sindicatos entienden que sigue siendo una instalación «sensible» que requiere del mayor control posible por parte de Aena. Sin embargo, en este caso, el gestor aeroportuario le permite utilizar «auxiliares de servicio» en esas funciones, algo que ya fue denunciado, según aseguraron desde UGT, ante la Sudelegación del Gobierno en Huesca.