--Aragón fue la comunidad que menos apoyó el pacto entre Ciudadanos y el PSOE para la Moncloa. Y en su municipio, Ejea de los Caballeros, ganó el no. El punto clave de ese acuerdo eran las diputaciones, de las que usted es defensor. Y esta semana se conocía el uso que se hacen en estas instituciones de las ayudas de presidencia. ¿Cómo se puede defender esta institución con todas las dudas que despierta?--El actual presidente de la diputación de Zaragoza, José Antonio Sánchez Quero, ha tenido la valentía y el coraje de acabar con una práctica que sus antecesores, entre los que me incluyo, fuimos incapaces de finiquitar. Cabe imputarle el mérito de haber liquidado las ayudas de presidencia. En cuanto a la consulta del pacto, ocurrió algo que quiero sea pauta habitual en el socialismo aragonés: nosotros somos leales a Pedro Sánchez, pero no somos, ni seremos nunca, sumisos. Y si se plantean cosas que son contradictorias con nuestras convicciones o con el trabajo que nosotros hacemos, nosotros, lo diga Pedro Sánchez, Felipe González o María Santísima, actuaremos en coherencia con lo que pensamos. Y eso fue lo que sucedió con las diputaciones.

--¿Cree que Pedro Sánchez ha llevado bien el proceso de negociación con el resto de partidos?--En este caso concreto mi sentido de la lealtad al partido me obliga a decir que sí, que lo ha llevado perfectamente.

--¿Y qué piensa realmente?--Eso, que lo ha llevado perfectamente.--Hay quien le sitúa en el sector Susanista

--Hay quien le sitúa en el sector ¿es así?--De Susana Sumelzo...

--Bueno, en este caso de Susana Díaz.--Yo no apoyé a Rodríguez Zapatero, sino a José Bonó. Voté a Alfredo Pérez Rubalcaba y cuando dimitió les pedí primero a Javier Fernández y luego a Susana Díaz que se presentaran a secretarios generales. Ambos me dijeron que no. Luego se presentaron Eduardo Madina y Pedro Sánchez y mi respaldo fue para Sánchez. Es mi candidato.

--A veces no lo parece con sus críticas.--Pero eso lo sabe Pedro Sánchez. Cada vez que me oigan un eco de crítica velada, que en todo caso será un eco, piensen que a él personalmente le he dicho mi opinión con toda claridad. Quizás no le gusten esos ecos. Pedro Sánchez es un demócrata y aprecia la lealtad. Yo soy un socio leal, pero eso incluye decir la verdad incluso cuando no coincide con la del otro. Lo haré con Pedro Sánchez o con cualquier otro.

--¿Se ve otra vez en una inercia de campaña electoral y votando en el mes de junio?--Me resulta aburrido, molesto, cargante e indeseado porque en este momento estoy instalado en el funcionamiento de un Gobierno con velocidad de crucero. Estoy razonablemente satisfecho de cómo estamos llevando las cosas, y una campaña electoral es una interrupción de ese trabajo. Pero si debe ser así, lo deseable es que haya un gobierno cuanto antes porque es lo que necesitamos las comunidades autónomas y el país.

--Dice que está satisfecho. ¿No hace autocrítica en nada?--Hay cosas que no me gustan, pero por una cuestión de economía de opinión pública me las reservo y se las cuento a los diputados y a los consejeros.

--Los sindicatos dicen que el diálogo social es plano.--Se está avanzando en todo. Pero entiendo la postura de los sindicatos.

--Los empresarios también dicen lo mismo.--A mí no. Yo tengo una interlocución activa con los líderes empresariales y sindicales y los avances en diálogo social están ahí. Aunque me gustaría que fuesen más rápidos.

--La corrupción sigue preocupando a los ciudadanos. Esta misma semana ha dimitido un diputado de C's en Aragón. ¿Qué le parece todo lo que se está saliendo y cuáles son las medidas a tomar?--He dicho muchas veces que la corrupción vinculada a la política es una visión miope. La política es un chivo expiatorio. Es algo que se da en toda la sociedad. Se irá reconduciendo la situación con el tiempo, y con medidas como la educación para la ciudadanía, que tiene que inocular maneras de entender lo público, la ética o la moral. Hay culturas en las que la corrupción arraiga con más facilidad que en otras. Está claro que hay que tomar medidas y controlar el margen de actuación de los políticos y de los funcionarios.