La subdelegada del Gobierno en Huesca, María Teresa Lacruz, acusó ayer a los responsables de la Generalitat de inspirarse en uno de los principios de los que se sirvió Joseph Goebbels en sus campañas propagandísticas nazis.

Lacruz realizó la afirmación en un discurso llevado a cabo con motivo de la celebración de la festividad de la Policía Nacional en la capital altoaragonesa, ante los distintos responsables políticos e institucionales asistentes al acto. Una fiesta que también se realizó en Teruel y que, este año, se ha aplazado en Zaragoza ante los acontecimientos del domingo en Cataluña y el alto número de efectivos trasladados hasta la comunidad vecina.

Según la responsable institucional, el Gobierno catalán se está sirviendo tras el fallido referéndum del pasado domingo como «arma arrojadiza» contra el Ejecutivo presidido por Mariano Rajoy y contra la sociedad española, en un discurso «falaz» y construido «bajo uno de los principios más peligrosos de la propaganda desarrollada por Goebbels, el de la transfusión». Un principio, advirtió, que encaja «peligrosamente» con la labor desarrollada por el presidente de la Generalitat al operar a partir de un «sustrato preexistente» apoyado en mitologías nacionales para difundir argumentos que provocan «actitudes primitivas».

En su alocución, centrada exclusivamente en el conflicto catalán, destacó que «85 años después de que Francesc Maciá renunciara a una república catalana» para negociar un Estatuto, la nación española ha vivido «la mayor afrenta que jamás puede recibir un Estado, el ataque a su estructura desde dentro de su propia estructura».

Lacruz destacó que la «cesión de competencias» que favoreció años atrás un «clima de entendimiento» para desarrollar una Constitución pactada, «ha sido el arma con la que algunos de los beneficiarios han disparado al corazón mismo del Estado». La subdelegada abrió el acto con una cita de Ortega y Gasset: «Es un problema perpetuo, que ha sido siempre, y seguirá siendo mientras España subsista. Este es el caso, doloroso, de Cataluña; es algo de lo que nadie es responsable; es el carácter mismo de ese pueblo; es su terrible destino, que arrastra angustioso a lo largo de toda su historia».