Desde 1987, el suelo que se ha ganado en la comunidad autónoma de Aragón para construcción e infraestructuras es de dos hectáreas al día. Durante este tiempo, la actividad humana ha ido comiendo terreno a suelos agrícolas, forestales y de montes para ir ejecutando obra pública, centros de ocio, espacios públicos y edificios privados. Una extensión que la convierte en la tercera comunidad con mayor superficie artificial por habitante, aunque esta cifra queda desvirtuada por su escasa densidad de población. Mucha extensión territorial para muy pocos habitantes.

Por eso, en realidad es la segunda comunidad autónoma con menos superficie artificial relativa. Muy lejos de Madrid, Comunidad Valenciana, Cataluña o Canarias.

Estas son las conclusiones que se extraen del Observatorio de la sostenibilidad recientemente publicado. Está basado en el proyecto Corine Land Cover y ha sido elaborado por el Instituto Geográfico Nacional. En él se describe y analiza los cambios en superficie artificial ocurridos en España durante una generación y propone «una política inteligente y prudente de cambios de ocupación del suelo en el país».

En los últimos 29 años, este aumento de zonas de suelos artificiales ha crecido un 49,3%, una cifra muy similar a la media estatal, del 50%. En cambio, la ratio es muy elevada, pues hay 39,6 hectáreas de suelo artificial por cada mil habitantes, cuando la media estatal no llega a las 27.

EN LA CAPITAL

En el análisis de los expertos se destaca que el incremento de este suelo para otros usos distintos a los naturales se ha desarrollado especialmente en torno a la ciudad de Zaragoza, «definiendo el crecimiento de esta por el sur y a lo largo del eje que constituye el río Ebro y las infraestructuras de comunicación con él alineadas. En el documento también se destaca que los crecimientos en el resto «han sido muy puntuales y dispersos» y han venido más condicionados «por la existencia de ejes de comunicación --Teruel-Zaragoza-Huesca-Lérida-- que por los núcleos de población preexistentes».

La mayoría de suelos ganados para la construcción provienen de antiguos terrenos para uso agrícola. Supone el 75% del total. Tan solo un 24% proviene de usos forestales y un porcentaje insignificante de masas de agua, un 0,4%.

Los datos del estudio remarcan que los indicadores de calidad de vida en Aragón están por debajo de la media estatal. En este caso se tiene en cuenta la superficie verde urbana, que es de 0,29 hectáreas por cada mil habitantes, y también por la superficie de instalaciones deportivas, que es de 0,8 hectáreas por cada mil habitante, frente al global de casi una hectárea en el conjunto del Estado.