Ha sobrevivido a la apertura de todos los centros comerciales de Zaragoza, a la reforma del paseo Independencia, a las obras del tranvía y a las sucesivas crisis económicas y de consumo que se han producido desde 1984, cuando se puso en marcha. Ubicada en pleno corazón de la ciudad, la popular galería comercial El Caracol resiste un golpe tras otro y actualmente tiene ocupado el 70% de sus 7.200 metros cuadrados destinados a 107 locales de servicios y hostelería --en total, con las zonas comunes, alcanza los 10.770 metros cuadrados--, donde cada día trabajan 200 personas.

Según Miguel Ángel Compadre, presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro Independencia, la época dorada de esta original galería fue en sus inicios. "Desde 1985 hasta finales de los años 90 estuvimos prácticamente funcionando al 100%", afirma. Entonces llegó Grancasa, que inauguró el modelo de gran centro comercial en Zaragoza. "El efecto llamada de los grandes complejos comerciales al principio, cuando abren, es importante, pero la experiencia nos dice que llega un momento en el que la gente vuelve al centro". Sin embargo, en su opinión, los momentos más duros han sido las obras, primero del paseo y luego del tranvía. "Cuando la renovación de Independencia, en el 2000, las aceras quedaron inservibles y las visitas se redujeron un 80%", recuerda. De hecho, apenas la mitad de los negocios permanecieron abiertos.

Compadre también destaca que les hizo "mucho daño" el rechazo al proyecto de párking subterráneo en Independencia --"sin aquello nos dejaron cojos", lamenta-- y la celebración de la Expo en el 2008 "porque canibalizó el consumo de la gente" durante aquel verano. Desde entonces, dice, el consumo y las ventas no han cesado de caer. "Parece que en diciembre hemos tocado suelo, puede ser un tímido punto de inflexión", desea Compadre, que es optimista: "El Caracol tiene futuro por su excelente ubicación. Estamos en la 'milla de oro' de Zaragoza pero con alquileres más baratos".