La ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, ha defendido hoy el papel de las infraestructuras hidráulicas para regular los ríos y ha advertido de que si el recrecimiento del pantano de Yesa "hubiera sido realidad" habría absorbido "de manera importante" la última avenida del Ebro.

Así lo ha señalado la ministra a los medios de comunicación con motivo de una visita al Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) en la sede la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) en Zaragoza y antes de viajar a La Rioja y Navarra para conocer las consecuencias de la crecida y reunirse con afectados.

Una avenida extraordinaria que, ha recordado, se ha debido a un episodio de lluvias, "el más importante desde que hay registros", sumado a un proceso de deshielo de un volumen importante de nieve y tras tres periodos seguidos de crecidas que han saturado la capacidad de absorción del terreno.

García Tejerina ha subrayado el papel de los pantanos del Ebro, Yesa e Itoiz para reducir en 800 metros cúbicos por segundo el caudal del Ebro, por lo que "imaginémonos -ha dicho- qué hubiera sucedido si no hubiéramos dispuesto de estas infraestructuras".

No se ha pronunciado sobre el plan medioambiental del Ebro aprobado por consenso en 2005 con medidas para paliar las afecciones de las riadas y que se encuentra sin ejecutar, sin embargo, sí ha aludido a la paralización del recrecimiento de Yesa y de los embalses de Biscarrués-Almudévar.

"Aragón ha visto paralizados Yesa y Biscarrués. Si no hubiera sucedido hubiéramos dispuesto de más capacidad de regulación", ha señalado la ministra, quien ha destacado el esfuerzo del Gobierno del PP para afrontar las infraestructuras necesarias.

En este sentido, ha informado de que el cumplimiento del Pacto del Agua en Aragón se encuentra al 80 % de ejecución con más de 205 millones de euros invertidos por parte de la Dirección General del Agua del Ministerio de Medio Ambiente en infraestructuras.

Según la ministra, a pesar de la situación de crisis, en estos tres años el Gobierno tiene aprobadas, licitadas o en ejecución inversiones por más de 850 millones de euros que servirán, ha apuntado, para que estas afecciones "no se vuelvan a producir o con menor impacto en ciudades y pueblos".

Ha asegurado que entiende el "sufrimiento e impotencia" de los vecinos cuando ven llegar el agua a las puertas de su casas, pero ha rechazado las críticas de improvisación porque la avenida es fruto de la "imprevisión" de la naturaleza y porque "nadie podía pensar" en un proceso de deshielo que "normalmente se produce en abril o mayo" o en un periodo tan continuado de lluvias, ya que en 40 días, ha informado, se ha registrado el mismo volumen de precipitaciones de todo el periodo invernal.

Preguntada por el "comportamiento extraño" que ha tenido el Ebro al llegar a Zaragoza, García Tejerina ha explicado que habrá que analizar por qué en este tramo se ha comportado con esta virulencia y las primeras hipótesis que barajan los técnicos, aunque "con salvaguardas", es que podría deberse a las infraestructuras construidas con motivo de la Exposición Internacional de 2008 en el meandro de Ranillas.

ACUERDOS ENTRE COMUNIDADES

García Tejerina, se ha mostrado hoy convencida de la posibilidad de acuerdos entre las distintas comunidades autónomas para afrontar el problema del agua y las carencias que presentan algunas regiones.

Así se ha pronunciado la ministra preguntada por las reclamaciones de los regantes del Levante de un nuevo Plan Hidrológico que acabe con la sequía de esta zona y que evite la pérdida de agua que generan las riadas.

García Tejerina ha advertido de la complejidad que implica la gestión del agua en España y ha subrayado el interés del Gobierno central por que el agua "deje de ser campo de enfrentamientos", algo que, ha recordado, fue así en este país durante un tiempo.

La ministra ha puesto como ejemplo de que es posible el acuerdo, el pacto alcanzado entre las Comunidades de Madrid, Extremadura, Castilla-La Mancha, Valencia y Murcia para el trasvase Tajo-Segura.

Un trasvase con el que se ha dado seguridad a la cuenca cedente (Tajo) y que "ha quitado arbitrariedad" en la cuenca receptora (Levante).

A su juicio, este pacto demuestra que "con buena voluntad se puede llegar a acuerdos en materia de agua".