Un grupo de jóvenes de Novillas miraba la puerta de su peña. Presidida por dos gigantescos sacos de grava, el agua había alcanzado su sala de fiestas particular en el número 9 del camino del Vado. "No sabemos cómo estará por dentro, pero no pinta bien. Tenemos la peña totalmente inundada", decían entre ellos.

A sabiendas de lo que venía y de las altas probabilidades de que la crecida hiciera de las suyas, habían colocado en alto lo poco que tienen. "Un sofá, la tele y la nevera, lo más importante".

Las pocas personas que se dejaban ver ayer por Novillas --además de los bomberos-- acudían a la misma zona y para el mismo motivo: a la inundada y para controlar el nivel del río.

De poco sirvió que se colacarán sacos de grava en la entrada de las calles y de que se instalara un pequeño muro para parar el agua. "Se filtra por todos los lados", explicaba José Antonio Espelete, propietario de un taller de pintura de la calle Ramón y Cajal, que acostumbra a inundarse con las avenidas. En su puerta había una bomba para achicar el agua que se había colado por debajo del muro hinchable con el que pretendían contener.

Para hoy se espera que llegue la avenida extraordinaria al municipio: 2.400 metros cúbicos por segundo, es decir, 7 metros de altura del nivel del Ebro.

Alberto Díez, de la calle Aladrén, se temía lo peor. Con la casa patas arriba y la punta de la riada por llegar, todavía tiene las marcas en la pared de la avenida ordinaria de finales de enero. "Hasta 18 centímetros de agua", recordaba. "A ver dónde llega mañana".

En el barrio zaragozano de Monzalbarba los equipos de Protección Civil de Utebo junto a la Policía Local revisaban por la tarde si los residentes de las urbanizaciones aisladas cercanas al río habían desalojado sus casas. "Hemos llamado y no han respondido, creemos que nos han hecho caso y se han ido. El miércoles ya les avisamos de que hoy --por ayer-- tendrían que desalojar", decían desde Protección Civil.

De forma paralela, 38 mayores fueron dejando poco a poco la residencia geriátrica. Algunos pasarán unos días en casas de sus familiares y otros, en las residencias habilitadas para ellos en la provincia de Zaragoza.

El director de la Casa de Amparo de Zaragoza, Gustavo García, explicó que tienen 16 nuevos miembros más durante unos días, por lo que se va a reforzar el servicio. Ayer, esta residencia municipal estaba más revolucionada de lo habitual. Y es que se veían muchas caras nuevas.