"Tenía muchas ganas de volver, pensaba que la residencia se nos habría quemado". Así de desesperada se mostraba María Luisa Castro, una anciana que vive en una residencia de Asín. Pasó dos noches junto a sus compañeros en el centro para mayores de Sádaba, pero esa situación no le impide recordar aquella tarde cuando le avisaron que se tenía que ir corriendo.

"Estaba en la cama durmiendo y me dijeron que había que irse, me vestí con la ropa que había llevado ese día, cogí el Cristo del Gran Poder y no quise mirar atrás", lamentaba. Ahora admitía que quiere olvidarse de lo vivido y quedarse con el buen trato de los vecinos de Sádaba y el agradecimiento al personal que evitó que las llamas llegaran a alcanzar este municipio de las Altas Cinco Villas.

Ayer se mostraban alegres porque volvían a lo que ellas llaman "su casa". "Somos del pueblo y aunque estuvimos muy bien, esto nos gusta más y podemos salir a pasear por nuestras calles", afirmaba María Luisa.

Muchos de ellos recibieron la visita de sus hijos como fue el caso de María Teresa Rodrigo, que no paraba de besar y abrazar a Raúl y José. "Qué ganicas tenía de veros, os quiero mucho", les espetaba.

No solo había felicidad en este centro, sino también en espacios comunes como el bar de este municipio. Algunos hasta jugaron a las cartas, aunque reconocían que estuvieron muy preocupados y que aún no se les había ido el miedo en el cuerpo. "Necesitamos despejarnos", admitía Pepe.

Otros, como Jesús Abadía, la vuelta al municipio significaba atender a sus cabras. Reconoce que lo pasó "francamente mal" porque las trasladó dos veces de zona, alguna se le perdió, y al final las llevó a una zona en la que tiene una paridera y el fuego se quedó en las puertas.

"Podía haberlas perdido, pero ellas se metieron dentro para no respirar el humo", recalcaba, mientras las calificaba de "espabiladas".

Este propietario de 170 cabezas tenía palabras de agradecimiento al operativo, si bien consideraba que "no hubo una buena organización". "Creyeron que este monte no se quemaría y al final llegaron las llamas, con un simple hidroavión que lo hubiera refrescado este susto se habría evitado", decía. Ahora tiene la esperanza que el estrés no les afecte.