Las extrañas temperaturas de los últimos meses han provocado una situación atípica en el campo aragonés. Sequía en los secanos y exceso de trabajo en los frutales. Las variedades tempranas están en su apogeo. Las cerezas llenan las ramas y los melocotones urgen su aclareo. Faltan manos para recoger y manipular tanta fruta. Una sensación a la que los fruticultores no están acostumbrados. «Antes tirando de conocidos y con la colaboración de los trabajadores todo se solucionaba», asegura el concejal de Agricultura de Torrente de Cinca y también propietarios de varias fincas, Francisco Cervelló. Esperan que cuando llegue el verano la situación se reconduzca, pero por ahora los nervios priman.

Ricardo Navarro en estos días emplea a una docena de temporeros en la recogida de la nectarina y la cereza. Para evitar pérdidas por la maduración excesiva necesitaría disponer de al menos seis pares de manos más. Y, aunque ha llamado a todas las puertas, no lo consigue. «Hablamos entre nosotros y nos pedimos ayuda, pero estamos todos en la misma situación», resume. Pocas veces el desfase en las temporadas ha provocado esta coincidencia de variedades en las líneas de árboles.

Con urgencia

Cervelló ha pasado toda la semana reclamando cinco trabajadores con urgencia. En estos momentos están trabajando una veintena de temporeros, algunos de ellos contratados durante todo el año para tareas como plantar o podar. Para abarcar en los próximos días con la urgencia de la maduración le gustaría contar con otros veinte peones. «Lo pasas muy mal cuando ves que el trabajo de todo el año se está cayendo al suelo sin que puedas hacer nada», lamenta.

La solución provisional está en las empresas de trabajo temporal (ETTs), ya sean las de Fraga o en Serós, ya en la provincia de Lérida y con problemas similares. Y luego está la picaresca que se desata en estas ocasiones. Algunos productores han tentado a cuadrillas de otras fincas con ligeros aumentos en el precio por hora -el convenio lo establece en 6,19 euros- para poder agilizar su propia recogida. Estas artimañas hasta el año pasado eran algo impensable, aseguran.

Las malas prácticas también están asociadas en algunos casos a las gestiones de las propias ETTs que tramitan las contrataciones. «La intermediación de estas empresas ha tomado mucho protagonismo», alertan desde el sindicato Araga. Algunas ofertas masivas que circulan por las redes, en las que se llegan a reclamar paquetes de casi cien personas. El problema son los precios, por debajo de lo que se paga si no intervienen empresarios ajenos. «Hay que actuar con cautela», manifiesta el responsable del sindicato, Javier Nicolás.

En el campo la situación es crítica y una simple tarde de fuertes lluvias puede retrasar de forma irremediable los trabajos de recogida. Eso sin contar con que no aparezcan las nubes llenas de pedrisco por el horizonte. «Estamos trabajando al límite y perder varias horas puede provocar daños irreparables», teme Navarro.

Y a la ansiedad por la recogida se suma la incertidumbre por los precios. Como suele ser habitual en el sistema de almacenes y cooperativas, primero se recoge la fruta y hasta el final de la temporada no se conoce el precio por kilo. Algunos años la duda se alarga hasta el mes de octubre. Eso sin contar cuándo las empresas hacen el ingreso efectivo, generalmente a un año vista. «Con este sistema nunca estamos tranquilos», indica Cervelló.