«Alcalde dimisión», ese versátil grito que sirve tanto de protesta contra el delegado del Gobierno como contra el primer edil del Ayuntamiento de Zaragoza, se convirtió ayer en la banda sonora y protagonista de la celebración del Día de la Patrona de la Guardia Civil, en la plaza del Pilar. Y no iba dirigido contra el primero; de hecho Gustavo Alcalde intentaba, con gestos implorantes, calmar al público asistente. Pero ni él ni el general jefe de la VIII Zona de la Guardia Civil, Carlos Crespo, pidiendo «respeto» a un acto «marcial, de homenaje a los caídos», lograron apaciguar del todo a las masas.

El acto iba a comenzar a las 12.30 horas con un escenario inmejorable. Hacía buen tiempo, y varios miles de zaragozanos se arremolinaban alrededor del vallado de la plaza, más que en ninguna ocasión que se recuerde. Había profusión de banderas de España, prolongación de la concentración de apoyo de anteayer por la tarde ante la Comandancia del Cuerpo, y todo parecía presagiar una celebración memorable. Y lo fue..

Murmullo

Sobre las 12.20 horas, comenzaba a crecer un murmullo degenerado en grito que corrió como la pólvora entre los tres lados del recinto cercado. «¡Alcalde dimisión!», «¡Que se vaya!», «¡Sinvergüenza!», «¡No nos representa!», coreaban los asistentes a medida que Pedro Santisteve se acercaba al centro de la plaza, con el resto de autoridades, entre las que estaban el delegado del Gobierno y el general Crespo, pero también el Justicia de Aragón, Fernando García Vicente; el consejero de Presidencia de la DGA, Vicente Guillén o el jefe superior de Policía, José Ángel González.

El alboroto difícilmente podía ser premeditado, considerando que fue el primer año en el que Santisteve acudía a esta celebración desde que es alcalde. Pero las consignas se repetían, ya ensayadas anteayer.

El público decidió canalizar su apoyo a la labor de la Guardia Civil en defensa del Estado de Derecho abucheando a un cargo electo democráticamente. «Este alcalde no nos representa», gritaban. Mucho votante de ZeC, al parecer, no había.

Entre abucheo y abucheo hubo «¡vivas!» a España, a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, que era de lo que se trataba. Aunque los gritos se reavivaban periódicamente. Cual Gerard Piqué en una alineación de la selección española, su nombre volvió a ser vituperado al leerse la lista de autoridades que entregaban las medallas y distinciones.

Estas, aunque parcialmente ensordecidas, fueron repartidas. Entre ellas, al general director de la Academia General Militar Luis Lanchares, al general jefe de la Brigada Aragón I, José Luis Sánchez Martínez-Falero o al cabo primero del equipo de Montaña de Benasque Sergio Ona. El premio Amigo de la Guardia Civil fue para el Grupo San Valero, recogido por su director general, César Romero, que no saludó a Santisteve. Tampoco faltó el reconocimiento a varios oficiales y guardias retirados.

Gran labor

Con el ambiente más calmado, el general Crespo pudo realizar su alocución, en un tono muy moderado -mucho más que el del delegado del Gobierno-, propio de una Guardia Civil «del siglo XXI», que puede enorgullecerse de contar con «el favor y la aprobación de la totalidad de la sociedad española», expuso.

Cataluña estuvo presente en el discurso del general, pero solo para agradecer «los numerosísimos mensajes de afecto y apoyo» recibidos por su actuación en el operativo actual y para dar ánimos y apoyo a los desplazados allí, secundados por el público con un «no estáis solos». «Este veterano guardia civil que les habla», expuso, «les asegura que seguiremos cumpliendo con nuestra misión de protegerles, auxiliarles y hacer cumplir la ley, con el mismo ánimo y dedicación con el que venimos haciéndolo desde hace 173 años».

Este ánimo y dedicación les ha permitido, repasó el general, reducir el número de delitos y aumentar el esclarecimiento de los mismos en el último año, «aun no estando la cobertura de plantilla al 100%», recordó.

Entre sus actuaciones, repasó los 4.500 auxilios del sector de Tráfico, las 185.000 pruebas de alcoholemia y drogas o los 370 rescates de montaña, entre otros.

El emotivo homenaje a los caídos tuvo un recuerdo para el cabo primero Rafael González, fallecido en acto de servicio en Aínsa, en accidente de tráfico. Y tuvo además como protagonistas a dos de las víctimas del atentado de la Casa Cuartel de la avenida Cataluña, del que el próximo mes de diciembre se cumplirán 30 años.