Luis Felipe, alcalde socialista de Huesca, lleva dos años gobernando gracias al apoyo de Cambiar Huesca y Aragón Sí Puede, partidos con los que llegó a un acuerdo al principio de la legislatura. Las políticas sociales y la remunicipalización de servicios figuraban en los primeros puntos del programa, y en esa línea ha avanzado el tripartito. De hecho, recientemente se dio el visto bueno a que la limpieza viaria volviera a una empresa pública, una medida que será efectiva a partir del 1 de julio

«El balance es satisfactorio», subraya el regidor, que destaca que la «estabilidad institucional» está permitiendo llevar a cabo políticas de apoyo al empleo y sociales, como la Oficina Municipal de Vivienda o la marca Huesca más Inclusiva. «Se trata de llevar a cabo proyectos de actuación para toda la ciudad, que lleguen a todos los ciudadanos, y no macroproyectos», asegura Felipe.

Su antecesora en el cargo, la popular Ana Alós, se embarcó en un plan muy ambicioso, la peatonalización del centro de la ciudad, pero el tripartito parece haber dejado un poco al margen esta iniciativa, si bien ha acometido otra no menos importante: la remodelación de la avenida de Ramón y Cajal.

El comienzo de la legislatura no fue fácil. El Gobierno central anunció a mediados del 2015 el cierre del cuartel Sancho Ramírez, la única instalación militar existente en la capital oscense. Las fuerzas políticas se opusieron unánimemente, pero la clausura se llevó finalmente a efecto.

«La pérdida del Sancho Ramírez se ha acusado desde el primer momento», reconoce el alcalde. «Una mala decisión política del Gobierno de Rajoy afecta a toda la ciudad porque ha supuesto suprimir de un plumazo 300 puestos de trabajo, lo que siempre es una muy mala noticia», dice.

CREACIÓN DE EMPLEO // De ahí que la creación de empleo sea un objetivo clave de su equipo municipal, que ha diseñado un plan específico. Felipe considera que este tardará en dar frutos, por la dificultad que entraña la labor. Pero, de momento, ya se está realizando un diagnóstico del empleo en Huesca para conocer el perfil de la oferta y la demanda.

En cuanto a obras, la ciudad anda inmersa ahora en la renovación de la red de saneamiento, una actuación millonaria que resulta obligada por el desastroso efecto de las tormentas. Por otro lado, han terminado los trabajos de rehabilitación del centro cívico Santiago Escartín Otín, con un coste de 850.000 euros. Otra operación urbanística de gran calado es la del polígono Harineras, que «se haya estancada por las dificultades del mercado inmobiliario y que tiene que ir resolviendo la propia junta de compensación de propietarios».

Para la segunda mitad de la legislatura quedan proyectos como la remodelación de Ramón y Cajal, el acondicionamiento de los parques Miguel Servet y Torre Mendoza y la ampliación del cementerio.

Asimismo, el ayuntamiento se propone proyectar la imagen de la ciudad mediante actividades que refuercen el papel de capital de provincia, como el congreso Hecho en los Pirineos, las jornadas de seguridad en montaña y el máster en Medicina de Montaña, sin olvidar Walqa y la plataforma logística Plhus.