Una bomba de fabricación casera y escasa potencia estalló ayer entre los bancos frente al altar mayor de la basílica del Pilar de Zaragoza, en torno a las 13.45 horas, destrozando cuatro de ellos. La hora fue propicia para evitar males mayores, ya que los feligreses abandonaban el templo tras la misa de la una. Como destacó la Policía, si hubiera habido alguien sentado o próximo al lugar de la deflagración --cerca del coro y el órgano--, podría haber habido fallecidos. Pero la fortuna, o la mano de la Virgen del Pilar, según el arzobispo Ureña, hizo que los daños se limitaran a la madera, y ni siquiera las pinturas sufrieron daños destacables en un primer análisis. Solo hubo que atender a una persona por lesiones en el tímpano, derivados de la onda expansiva.

El protocolo de actuación de la Policía (casualmente ayer celebraba su patrón) se activó de inmediato, y en pocos minutos más de una decena de patrullas rodeaban la basílica, al estar activado el refuerzo por las fiestas. Los agentes desalojaron bares y tiendas y establecieron un cordón de seguridad entre los juzgados, la calle Alfonso y la calle Don Jaime y en Echegaray y Caballero. Cortaron durante unas horas los puentes de Santiago y el de Piedra.

Mientras, en el interior del templo desarrollaron su trabajo, durante unas cuatro horas, los efectivos de la Policía Científica, los Tedax --técnicos de explosivos-- y los Bomberos de Zaragoza, que colaboraron en la extinción de un pequeño incendio en uno de los bancos, forrado de terciopelo. Una vez analizadas todas las evidencias, la Brigada Provincial de Información se encargará de la investigación del incidente.

Desde la primera inspección ocular quedó claro que se trataba de un artefacto de fabricación casera, fabricado con una bombona de cámping-gas de pequeñas dimensiones, rodeada de pólvora y sin metralla. La Policía investiga si fue accionada mediante una mecha o con un temporizador. Ayer era imposible determinarlo, debido a la pulverización que sufrieron sus componentes.

El artefacto es similar por estas características al que estalló el pasado mes de febrero en la catedral de La Almudena, reivindicado por el Comando Mateo Morral, de tendencia anarquista. Según publicó Efe, citando fuentes de la investigación, la Policía baraja conexiones de los responsables de este artefacto con grupos anarquistas italianos. En julio, el comisario general de Información, Enrique Barón, ya advirtió de que se había detectado la presencia de este tipo de grupos con conexiones internacionales en Cataluña, Galicia, Andalucía y Zaragoza.

Paralelamente a la recopilación de evidencias en el templo, los agentes registraron todos los garajes subterráneos de la plaza, hasta descartar la presencia de otros artefactos. También activaron la llamada Circular 50, un protocolo antiterrorista que incluye vigilancia en lugares públicos como el tranvía o centros comerciales --lo que alimentó las llamadas ciudadanas alertando de otras bombas--, centrales eléctricas o depósitos de agua.

La Policía analizará asimismo las imágenes de las cámaras de seguridad que cubren gran parte de la plaza, aunque al parecer ni el templo ni la entrada.