No se había visto nada igual desde el año 1960. Este era uno de los comentarios que hacían los vecinos ayer en Sádaba, perplejos ante el desbordamiento del río Riguel a su paso por la localidad. Sus aguas, que están encauzadas en el tramo urbano, llegaron a tener un caudal de 120 metros cúbicos por segundo, rebasaron el puente y dividieron en dos el pueblo.

Algunos vecinos tuvieron que ser desalojados, como el propio alcalde, Miguel Ángel Pérez: "Hemos tenido que salir de casa porque nos estaba entrando el agua, pero mientras no baje la riada y sepamos lo que lo ha podido ocasionar, no sabremos nada". Los daños son numerosos pero es imposible cuantificarlos todavía, aunque la riada de agua arrasó también pequeños comercios y vehículos que fueron arrastrados por la corriente. Incluso caballos. Se calcula que la acumulación de lluvia durante todo el día alcanzó los 130 litros por metros cuadrado.

La lluvia comenzó a caer a las seis y media de la mañana y tres horas después "el río ha tirado las vallas del colegio y están entrando a los comedores", relataba a primera hora Javier Aznárez, vecino de la localidad cincovillesa. "Esto es increíble", apuntaba, "porque el río Riguel recoge todas las aguas del monte de Uncastillo, de todas las vales, pero normalmente cuesta entre seis o siete horas que lleguen las riadas".

La sensación de caos era generalizada, como comentaban algunos vecinos. "Lo que nos está pasando es como esas catástrofes que se ven por televisión, lo mismo; hay gente que ha perdido todas sus pertenencias", comentaban. "Está todo lleno de barro y lodo, hay tiendas destrozadas, como una peluquería, con todos los sofás por la calle, un horror", decía Elena Blas, que había regresado a Sádaba tras haber ido a trabajar.

Rotura de una mota

Caos y susto para los escolares, tanto en el colegio como en el instituto- Los alumnos no pudieron ayer acudir a las clases por las filtraciones y goteras y, en torno al mediodía, se derrumbó un anexo del edificio del colegio, donde se ubicaban las aulas de sexto de Primaria y el comedor.

"Esto es vergonzoso, la obra nueva pública que con cuatro gotas tenga goteras es una chapuza", comentaba Javier Aznárez, porque, explicaba, "mi casa, que tiene más de 40 años, no tiene ninguna y el instituto, que no tiene más de 10, está inundado".

Otros vecinos comentaban lo perjudicial que va a ser esta agua para el campo. Tras un prolongado periodo de sequía "esta agua no sirve de nada, esto es una catástrofe". Y es que la crecida del río Riguel siguió su curso y aguas abajo afectó horas más tarde a más campos de cultivo, concretamente a los situados en los pueblos de colonización de Ejea de los Caballeros al romperse la mota a la altura de El Bayo. Campos convertidos en un mar turbio y cenagoso que se perdía en el horizonte. "En El Bayo no hay que lamentar muchos daños, pero sí que hemos tenido las típicas inundaciones debido al desbordamiento de desagües", indicó ayer su alcaldesa, Yolanda Ortiz.

Se cortaron las vías que unen El Bayo con Valareña, donde se quedó un vehículo atrapado, y con Pinsoro. El alcalde, José Luis Ruiz, remarcaba que "tras un año pésimo, en el que estábamos hablando esta misma semana de la sequía y de todos los problemas añadidos que hemos tenido durante este año, acabarlo con una riada es un verdadero despropósito". En El Sabinar, varios vecinos observaban, en el Mirador del río Riguel, la fuerza del agua a su paso por el azud. Y la preocupados por los cultivos se reflejaba en su expresión.