La delegación aragonesa en el 19 Congreso del Partido Popular estará formada por 119 compromisarios, 25 natos y 92 electos. Suponen el 3% del total, pero se antojan claves para el resultado final. Sobre todo ante una campaña enconada en la que los dos candidatos, Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado han tratado de convencer al mayor número de simpatizantes posibles.

Desde que comenzó la campaña para renovar el PP, algunos de los términos usados por la formación se han ido haciendo cada vez más populares. Hasta el punto de que, el que más o el que menos, ya es capaz de diferenciar entre un compromisario nato (aquellos que forma parte de la Junta Directiva Nacional del partido) y los que salieron de las urnas en la pasada jornada de votación.

Con la libertad de voto avanzada por el comité de dirección regional que se reunió ayer en Zaragoza, estará en mano de los compromisarios electos el decantar la balanza. Estos últimos se distribuyen entre las tres provincias aragonesas. Así, 45 pertenecen a la provincia de Zaragoza, 23 a Huesca y 24 a la provincia de Teruel.

El presidente del partido, Luis María Beamonte, ha sido muy discreto en las últimas semanas mientras el resto de los líderes territoriales se decantaban por una u otra opción. Con esta maniobra ha logrado ganar peso y relevancia de cara a la configuración de una nueva ejecutiva. Sobre todo en el caso de que logre la victoria Casado, la opción preferida por los líderes autonómicos y en los despachos populares de la ciudad de Zaragoza.

Está por ver qué sucederá en las filas aragonesas si finalmente el sábado por la mañana sale elegida Sáenz de Santamaría. En las filas aragonesas han mantenido una relativa neutralidad, pero su victoria supondría decantar las simpatías en la comunidad hacia la provincia de Huesca, pues han sido la exalcaldesa de la ciudad, Ana Alós, y el exsecretario de Estado, Roberto Bermúdez de Castro, dos de sus principales valedores.