La sima que amenaza desde hace tiempo la estabilidad del colegio público Ricardo Mur de Casetas no era un problema desconocido en este barrio rural de Zaragoza. De hecho, las entidades vecinales y los padres de los alumnos del centro han creado hasta una especie de complicidad con el Gobierno de Aragón y la direccióndel centro educativo a la hora de sobrellevar con secretismo esta situación. Lo que no quita para que todos reconozcan sentir «mucha preocupación» y, por momentos, «alarma». Aunque añaden que desde la DGA les aseguran que «no hay riesgo inminente» de colapso en la dolina y así, cuesta menos ver las «importantes grietas» que observan a diario en el centro de enseñanza de Infantil y Primaria.

«Confiamos en lo que nos dicen las autoridades y los técnicos, claro, pero uno tampoco puede dejar de pensar que ellos a veces también se equivocan», expone José Luis Almenara, de la asociación de vecinos de Casetas, quien el pasado viernes acudió al colegio para conocer la evolución del problema. «Me insistieron en que el centro puede seguir en uso y que, con las deficiencias que tiene, puede seguir funcionando», explica, al tiempo que advierte de que lo que saben todos «es que se está buscando una nueva ubicación».

Concretamente, la DGA se ha fijado en la parcela que existe en la trasera del instituto Ángel Sanz Briz, junto a la plaza de toros, que tiene el hándicap de estar calificada en el Plan General dee Ordenación Urbana (PGOU) «como zona verde y hay que pasarla a uso educativo», expone el alcalde pedáneo José Luis Román. De hecho, estos días hay maquinaria por la zona trabajando en otra intervención que «no tiene nada que ver» pero «algunos vecinos ya preguntan por si han empezado las obras», añade Almenara.

DE LOS AÑOS 70

Para ambos, esta afección es la «alerta normal que surge cuando tiene que ver con dolinas y simas», por el pasado reciente pero más por ejemplos como los que ocurrieron en los años 70, cuando una vivienda unifamiliar se derrumbó por una de ellas, o hace poco más de diez años, con la parte de la casa cuartel de la Guardia Civil «que se desgajó del edificio y acabó demolida».

Sin embargo, hay un dato en el caso del Ricardo Mur que puede ser más preocupante: la fecha de construcción. Se trata de una de esas edificaciones que se hicieron en los años 70, cuando la construcción no adoptaba tantas cautelas como ahora. «En estos momentos se construye con una cimentación más importante y unas zapatas lo suficientemente anchas como para que no se vean afectadas nunca», expone el alcalde de Casetas.

Él, como todos sus vecinos, confían en que pronto comiencen las obras de construcción del nuevo centro educativo en el barrio, algo que llevan deseando desde que en el verano del 2017 empezara a llegar a la junta vecinal la alerta de los padres del colegio Ricardo Mur. «Desde entonces hemos estado trabajando conjuntamente con la directora», asegura Román, que les transmite una tranquilidad que ellos aceptan. Hace más de un año que tomaron consciencia de la gravedad, pero no hay riesgo inminente.

«No creo que vayan a cerrarlo el lunes por esto. En la casa cuartel, pasaron años hasta que se derribó», subraya el alcalde pedáneo. «No es que no se le dé importancia a lo que está pasando sino que nadie cree que haya un peligro inminente de derrumbe. La gente enseguida se alarma pero un edificio así no se cae de la noceh a la mañana», apunta Almenara. «El problema de estos temas (por las simas y dolinas) es que uno nunca sabe si va a estar así durante años o solo unos días», apostilla Román.

UNOS AÑOS, POCOS DÍAS

No obstante, el ayuntamiento fue consciente del problema desde el mismo momento en el que el centro contacta con la junta vecinal y esta informa al servicio de Distritos municipal. En este sentido, añade Román, «hay que recordar que la DGA se ocupa de la construcción de los colegios y de impartir las clases pero es el ayuntamiento el responsable del mantenimiento». Por lo que no puede mirar para otro lado. Como tampoco obviar que tiene personal trabajando en el colegio Ricardo Mur y una casa del conserje.

Aún así, para el alcalde es importante reseñar que se hará un nuevo centro y que se han descartado opciones como la de reconstruirlo dentro de la misma parcela, ya que «en un primer momento se pensó en hacerlo en la zona del patio de recreo». Ni esa opción ni la rehabilitación parcial del edificio. Ahora tocan medidas definitivas y despejar cualquier atisbo de riesgo. «Como era una inversión muy importante, hasta que no se dieron cuenta del daño importante que sufre siempre pensaban en que se podría arreglar», relata José Luis Román, quien celebra que la DGA ya tenga el dinero preparado para invertirlo.

Casetas también espera que no se utilice como arma arrojadiza y ambas administraciones se pongan de acuerdo. La dolina podría estar activa.