Hubo quien lloró, otros no pegaron ojo en toda la noche y la mayoría era un manojo de nervios. La estampa correspondía a un típico día de inicio de curso, solo que, en esta ocasión, el llanto, el insomnio y la incertidumbre no solo alcanzaba a los niños. Es más, se diría que los padres fueron tan protagonistas como los niños que ayer inauguraron los colegios Zaragoza Sur, en Rosales del Canal, y Cuarte 3.

Y no es de extrañar. No en vano, el día de ayer era el más esperado desde hace años para decenas de padres cuyos hijos se quedaron sin plaza en el colegio Rosales del Canal cuando este barrio zaragozano solo disponía de esta infraestructura educativa, del todo insuficiente para responder a las necesidades de una de las zonas con mayor población infantil de Aragón. Los damnificados por aquel sorteo de hace tres años fueron enviados a distintos colegios situados a varios kilómetros, pero no se rindieron. Crearon la plataforma Andando al cole, se vistieron de rosa y lucharon hasta la extenuación para conseguir lo que creían justo: que sus hijos pudieran ir a un colegio en su barrio y evitar el éxodo colectivo. Y lo lograron.

Por eso, ayer, junto a los globos rosas, afloraron recuerdos y lágrimas. "Lo pasamos muy mal, pero hoy te das cuenta de que mereció la pena", aseguraba un grupo de padres a las puertas de las dos clases de 1° de Primaria habilitadas en el aula de psicomotricidad hasta que se construya el aulario, dentro de un año. A su lado, los niños, presos de los nervios ante lo desconocido, se miraban unos a otros mientras sus padres no los perdían de vista hasta que accedían a su nueva clase y se preguntaban cómo se adaptarían a tantos cambios.

En Cuarte también hubo celebración. El Cuarte 3, por fin, abrió sus puertas ampliando, de este modo, la oferta escolar en una zona con gran presión demográfica infantil. Lo hace casi al completo porque el comedor todavía no está listo y los alumnos que hacen uso de este servicio se trasladarán a otra sala mientras acaban las obras. "Pero estamos encantados. No hay peligro alguno y la seguridad es total", aseveraba Patricia, madre de dos escolares del nuevo centro. Otros, sin embargo, cuestionaban la presencia de obreros, que trabajaron "durante toda la noche", aseguró una madre.