Los procesos de creación de empleo y de inserción en talleres de reciclado o tiendas textil están dirigidos a las personas que tienen dificultad para encontrar un empleo, bien porque llevan mucho tiempo sin estar en el mercado laboral o incluso porque no han trabajado nunca. Para ello existen «talleres prelaborales» donde se facilita una preparación previa a la inserción.

En el 2015 hubo un incremento muy importante en Aragón: se atendieron 3.386 personas frente a las 1.724 del año anterior.

Mª Ángeles es una de ellas. Tiene 56 años y lleva dos años en el programa. Ahora está trabajando en El latido verde una tienda de moda sostenible que Cáritas gestiona en el centro de Zaragoza a través del programa ARINSER de integración sociolaboral para personas con riesgo de exclusión social. Mª Ángeles sonríe y le brillan los ojos cuando afirma: «Soy una persona independiente, no me gusta depender de nadie pero a veces es difícil...»

Llegó a Cáritas después de padecer un cáncer, una situación difícil y muchos problemas para encontrar trabajo: «Yo veía los letreros pero siempre pedían menos de 35 años. Y ¿qué pasa con los de 40 o 50, no tenemos derecho a comer? Ni siquiera te hacen prueba para ver si cumples bien con el trabajo que piden». Ahora está muy contenta. Previamente recibió formación para la inserción laboral, «vas a clases y cursos. Los jueves en el Joaquín Roncal donde hay ordenadores». También estuvo en la nave de reciclaje de ropa.

En esa época obtuvo una pequeña ayuda económica «para mejorar mi aspecto», dice, «no podía ir a trabajar como estaba» «Y también una vez en la parroquia pero luego cuando pude lo devolví. Estoy muy agradecida por todo. Le doy gracias a Dios o a quien sea, estoy muy contenta»

En la tienda hace «un poco de todo, excepto estar en caja; planchar, barrer, ayudar a hacer el escaparate, ordenar la ropa… lo que me dicen».

Anteriormente ya había estado en otras tiendas, «no solo de ropa, sino también de perfumerías y otro tipo, pero no con un sueldo, sino con ayudas».

Se emociona en cada una de las respuestas y le cuesta seguir hablando, sobre todo cuando regresa a su pasado. Ahora Mª Ángeles ha recuperado la dignidad que ofrece tener un trabajo y un sueldo: «puedo pagar un alquiler, el agua, la luz. Agradezco mucho, muchísimo, la oportunidad de trabajar».

No sabe cuanto tiempo estará en la tienda: «De momento me hicieron un contrato de seis meses, desde junio hasta diciembre. Pero me han dicho hace poquito que hay alguna posibilidad de que continúe y seguir un poco más. El máximo creo que son tres años, no estoy segura . Estoy muy agradecida. Ojalá que pueda estar mucho tiempo, mientras tenga salud. Por que vivir sin un trabajo es un no vivir».