"Agotados y felices". Así llegaron a Zaragoza los nueve refugiados que están recibiendo ya el apoyo de Cruz Roja y de la Asociación Comisión Católica de Migración (Accem), las dos organizaciones encargadas de la acogida en la comunidad autónoma. Ayer, al filo de las 20.30 horas, estos nueve demandantes de asilo ponían fin a un nuevo capítulo en su huida de las guerras y comenzaban otro en su búsqueda de un futuro mejor. Tras más de dieciséis horas de viaje desde su salida en el aeropuerto de Atenas a las 4.00 de la madrugada, con escala en Madrid a mediodía, ya han pasado la primera noche en sendos pisos de Cruz Roja y Accem.

"Han llegado muy, muy cansados pero muy contentos de estar aquí y felices", anunció Susana Royo, subdirectora de Intervención Social provincial de Cruz Roja, nada más llegar a la capital aragonesa tras acompañar a la familia al piso de acogida. "Estamos contentos porque en todo momento han estado relajados y tranquilos y los niños se han portado muy bien", explicaba Royo.

Después de realizar todo el papeleo en Madrid, la familia inició su viaje por carretera hasta Zaragoza, con una parada para comer en un área de servicio, acompañados de un equipo de Cruz Roja formado por un traductor, un conductor, dos trabajadoras sociales y la subdirectora. "En todo momento la comunicación ha sido fluida, hemos hablado como hemos podido, también por gestos, y nos hemos reído mucho", contaba la subdirectora, a pesar de que la familia habla kurdo soraní, un idioma para el que no han encontrado traductor.

PROTOCOLO DE ACCIÓN A partir de ahora, según explicó el coordinador autonómico de Cruz Roja, Fernando Pérez, comienza la primera fase de la acogida, en la que "se diagnostican sus necesidades y sus problemas y en función de eso se preparan los recursos, como clases de español o el apoyo psicosocial, que en este caso prevemos que va a ser muy necesario".

También comienza el momento de las gestiones burocráticas para el acceso a la Sanidad universal y la escolarización de los niños. "La familia está formada por los padres y cuatro niños, de 9, 8, 2 años y medio, y seis meses", explicó Royo. Aún así, y dada la cercanía del fin de curso, Pérez manifestó que todavía no se sabe si serán escolarizados este curso escolar.

Para los adultos, la actuación se centra sobre todo en el aprendizaje del idioma y de las costumbres, para facilitar la integración y la inserción sociolaboral. "El lenguaje es primordial, como la homologación de titulaciones o la formación para el empleo", enumeró Julia Ortega, responsable de Accem en Aragón, la organización que acoge a los tres varones de origen sirio que convivirán en un piso de acogida junto con otro refugiado de origen subsahariano. "Lo normal también es que necesiten atención psicológica, porque suelen tener problemas para conciliar el sueño y pueden estar pasando por procesos de duelo por la pérdida de familiares y amigos", explicó Ortega. El apoyo para superar el drama de la guerra será imprescindible.