La punta de la crecida llegará estar tarde a Zaragoza con un caudal que puede llegar a los 2.300 metros cúbicos por segundo dejando atrás a los barrios rurales de Alfocea y Monzalbarba, los más afectados por la avenida extraordinaria. La pérdida de la fuerza del río provocó que las consecuencias en la ciudad no fueran graves y se prevé que el pico máximo, inferior a los 2.700 previsto, deje la capital sin generar graves consecuencias.

Además de anegar completamente el Parque del Agua y gran parte de la Expo, ambas zonas inundables, el agua solo se coló por filtraciones en un tramo de la Z-30, en sentido entrada a la ciudad y en la rotonda de Vadorrey, desde la calle Alfonso Zapater. Algún que otro garaje de los barrios colindantes al río también empezó a sufrir las consecuencias del nivel freático.

Durante todo el día, el Ebro superó los cinco metros de altura -hoy podría llegar a las 5,8- y los 1.900 metros cúbicos por segundo. Un caudal que despertó la curiosidad de vecinos y turistas que se acercaron a los puentes a controlar el río y hacerse un selfie y fotografiar otra riada de las que hacen historia. Algún que otro visitante no escondía su sorpresa por el caudal tan elevado que escondió las habituales calvas o islas que muestra el río a su paso por la ciudad.

El Club Deportivo Helios acabó devorado por el agua, aunque estaban preparados para la avenida y el barrio de Juslibol observaba desde lo alto los Galachos completamente anegados. En esa misma zona se tuvo que desalojar una vaquería y alguna vivienda aislada. Más al sur, el camino natural de la Alfranca, bajo el puente Giménez Abad, también tuvo que ser cerrado.

BARRIOS RURALES / Los vecinos de Alfocea han vuelto a ser los más afectados. El viernes por la noche se quedaron rodeados por el Ebro y aislados, y hasta ayer a las 13.00 horas no se habilitó un camino que lleva hasta la rontonda de la Maz, a través del campo de maniobras de San Gregorio y que podrán utilizar en horas concretas.

La carretera que une Monzalbarba con este barrio rural desapareció bajo el río en cuestión de horas el viernes y ayer formaba parte del propio cauce, llevándose por delante todo lo que se cruzaba en su camino.

Los vecinos estuvieron toda la noche controlando la resistencia de las motas. Su alcalde, Antonio Aragües, explicó que se acercaron a las cinco y a las ocho de la mañana a revisar que no había riesgo de rotura. Durante el día, estuvieron reforzándola con sacos.

En Monzalbarba el agua superaba el metro de altura en el interior de las casas del camino de la Mejana a primera hora de la mañana de ayer, ubicadas a dos kilómetros del cauce natural del río. Poco quedaba de la mota que construyeron para proteger sus viviendas, ayer tan solo había algún resto visible.

Por los barrios rurales la punta ha pasado esta noche, pero tendrán que pasar varios días hasta que la carretera que los une vuelva a quedar al descubierto, o para que los vecinos desalojados, igual que la residencia de mayores, retomen la normalidad o, al menos, puedan volver a entrar a vér en qué estado están.