En las orillas del Ebro, del Canal Imperial de Aragón e incluso en el parque de Pla-Za, situado a varios kilómetros de la capital, cientos de zaragozanos han comenzado ya a pulular por ellos para su disfrute y recreo. Paseantes, deportistas, ciclistas. Personas solas, en pareja o grupo, con o sin mascota, la forma es lo de menos, lo importante: "Disfrutar de estos parques que son una maravilla", comenta María Pilar agarrada del brazo de Rafael, su marido, mientras pasean cerca del lago del parque de la plataforma logística de la ciudad.

Los nuevos espacios verdes de Zaragoza, creados al calor de la Expo, han sido recibido por los vecinos con alegría, y buena prueba de ello es el uso masivo que se está haciendo de los nuevos zonas, algunas de ellas todavía sin terminar.

Es el caso de algunas zonas del parque fluvial que une el meando de Ranillas con el azud. El flujo de paseantes y ciclistas se mezcla con el rumor del agua y con el ruego de los operarios que piden a gritos a la gente que "no crucen las vallas". Mientras tanto, esquivando piedras y restos de los trabajos, un gaditano afincado en Zaragoza le comenta a un amigo. "No van a llegar al 14 de junio, si aquí todavía no han terminado imagínate los pabellones grandes". Su compañero de charla no contesta y continúan su paseo entre el bullicio de los niños que juegan en las zonas infantiles.

Lo que sí está terminado son los andadores que flanquean al Canal Imperial de Aragón. "Todo un acierto", explica Pilar, una jacetana de visita en la ciudad junto a dos amigos, Juan y Carmen. Aunque más acostumbrada a los paisajes pirenaicos, Pilar muestra su satisfacción por el cambio de mentalidad de la ciudad: "Zaragoza tiene el Ebro, el Gállego, el Huerva y el Canal y siempre había crecido de espaldas a sus ríos ya era hora de que la ciudad se volcase con estos lugares".

Juan es de la misma opinión. "En Valladolid, en Zamora, en Valencia, Madrid con el Manzanares, en todas las ciudades se ha hecho un gran esfuerzo para recuperar sus riberas, ya era hora de que Zaragoza se uniese a estas iniciativas". Su acompañante, Carmen comparte sus comentarios pero es algo más crítica. "Ahora que han comenzado que no paren, todavía queda por arreglar parte de la ribera del Gállego y en el Huerva a su paso por la ciudad no han hecho nada, podrían haber gastado menos en algunos sitios para repartirlo mejor ". No ceja ahí sus aspiraciones. "Deberían crear una ruta verde o algún tipo de vía verde que una Zaragoza con Tudela o incluso con Pamplona", comenta la viandante.

Un oasis entre naves

Esta escena también se repite a varios kilómetros, en la enorme parcela de ocio creada junto a la plataforma logística. El parque de Pla-Za, pese a su lejanía del centro de la ciudad, comienza a atraer a un público de lo más variado, aunque el perfil predominante es de jóvenes y familias encaramados a sus bicis y es que la expansión de las vías verdes hasta el parque permite que ciclistas de todas partes de Zaragoza se acerquen hasta allí siguiendo el recorrido del canal. La obra de Pignatelli se ha convertido en una especie de autovía verde, donde la actividad deportiva no para de aumentar y se puede ver un constante ir y venir de corredores, amantes de la bicicleta y algún que otro pescador que aprovecha los días festivos para apuntarse alguna captura.

El parque ofrece un lugar único, "nosotros somos de Delicias y nos lo recomendó nuestro hijo", comenta Maria Pilar. Y sobre todo, un sitio perfecto para los amantes de los perros, ya que la gran extensión de las zonas verdes permite poder disfrutar de la compañía de los canes sin molestar a otros usuarios. Es el caso de Óscar, un joven de La Almozara que junto a Sugus y Luna, sus dos perros, puede pasear sin necesidad de correa ni bozal. "En cualquier otro sitio tienes problemas, con otros canes, con gente a la que les molestan los animales o la Policía Local que te obliga a llevar a los perros atados, aquí no, uno puede ir tranquilamente y disfrutar con ellos".

Pese a la distancia, el parque se mantiene cuidado. "Un hombre me explicó que las empresas del polígono se encargan de contratar la limpieza, y se nota" y asegura "que no hay problemas de seguridad", ya que la vigilancia corre a cargo de guardias jurados y Guardia Civil. Esto convierte, por ahora, a Pla-Za en el "sitio ideal" para pasar una mañana de domingo.